Adiós 2020

Jaime Eduardo Reyes

Terminamos un año extremadamente difícil, hablaremos durante mucho tiempo de lo que vivimos durante el 2020 por causa de la pandemia, las consecuencias difícilmente serán superadas en el corto plazo, el dolor de la partida de muchos amigos y familiares por culpa del Covid-19 estará presente por años, los efectos en la economía y el retroceso en los niveles de la calidad de vida de las personas y los hogares serán negativos por muchos meses, inclusive años. Muy pocas cosas podrán recuperarse del 2020.
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A medida que pase el tiempo podremos evaluar con mayor objetividad el resultado de la gestión del gobierno local, del impacto y efecto real de sus política públicas, por ahora, según las encuestas, la percepción ciudadana sobre la gestión de estos no es la mejor, tal vez porque ha existido mucha desinformación e improvisación. No se comprendió que para superar la incertidumbre se necesitaba reconocer la dimensión de la complejidad del problema, replanteando las metas y objetivos, trabajando de la mano con todos y para todos, reconociendo las debilidades y errores, aceptando los riesgos y siendo muy creativos.

En cuanto a la economía, la economía familiar sufrió mucho; la pobreza, la desigualdad y el desempleo aumentaron en los hogares, la respuesta a la falta de programas vigorosos de recuperación empresarial fue el incremento de la informalidad y la desaprobación generalizada de los gobiernos. Los indicadores al terminar el año no son los mejores, no solamente comparándolos a través de los años, sino con los de otros departamentos y ciudades similares.

Con la economía empresarial ocurrió lo mismo, los empresarios no sólo tuvieron que enfrentarse a la pandemia, sino que también tuvieron que hacerlo contra políticas que los arrinconó contra las cuerdas de la quiebra. 

Lamentablemente, como respuesta a las pocas oportunidades de desarrollo empresarial, el trabajo informal o de muy poca formalidad por cuenta propia ha venido aumentando durante años, trayendo consigo un marcado deterioro en la calidad del empleo en el presente y con pocas expectativas de bienestar futuro. La pandemia se ensañó con ellos y los gobiernos hicieron muy poco para ayudarlos.

Se acaba el 2020, y la verdad, no lo vamos a extrañar, aunque nunca lo olvidaremos. Estoy convencido que el malestar social seguirá creciendo si no se hace algo contundente para apoyar los hogares y a los micronegocios.

Posdata: desde esta columna les deseo que terminen el año en compañía de sus seres queridos, gozando de buena salud y mucha prosperidad en el 2021.

JAIME EDUARDO REYES

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