Lectura del Santo Evangelio según San Juan 12, 1-11

Jhon Jaime Ramírez Feria

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
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Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? .» Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando. Jesús dijo: - «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.» Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.
Palabra del Señor. Gloria a TI, Señor Jesús

Meditación
Jesús va a Betania y allí es acogido en la casa de sus amigos; mientras estaban en la comida, María le unge los pies a Jesús con un perfume muy caro y toda la casa se llena de aquella fragancia; Judas mira el gesto y critica a la mujer. ¿Quién de los dos tiene una verdadera experiencia de cercanía con Jesús?
Comenta el Papa Benedicto XVI este evangelio: “Al acto de María se contraponen la actitud y las palabras de Judas, quien, bajo el pretexto de la ayuda a los pobres oculta el egoísmo y la falsedad del hombre cerrado en sí mismo, encadenado por la avidez de la posesión, que no se deja envolver por el buen perfume del amor divino. Judas calcula allí donde no se puede calcular, entra con ánimo mezquino en el espacio reservado al amor, al don, a la entrega total. Y Jesús, que hasta aquel momento había permanecido en silencio, interviene a favor del gesto de María: “Déjala, que lo guarde para el día de mi sepultura”. 

Dice san Agustín: “Toda alma que quiera ser fiel, únase a María para ungir con perfume precioso los pies del Señor... Unja los pies de Jesús: siga las huellas del Señor llevando una vida digna. Seque los pies con los cabellos: si tienes cosas superfluas, dalas a los pobres, y habrás enjugado los pies del Señor”.

Esta Semana Santa se hace una ocasión privilegiada para confirmar la amistad con el Señor; acojámoslo en nuestra casa y como María dejemos que la fragancia de la misericordia que hemos experimentado se extienda por todas partes. A la luz de este pasaje del evangelio hoy, Lunes, Santo, somos invitados a renovar lo que el Señor dijo a sus discípulos: “nadie tiene mayor amor que aquel que da su vida por los amigos”. Sin esta experiencia corremos el riesgo de dejar que pasen estos días y no nos dejamos recrear por el amor que se dona y nos levanta. Que allí donde se encuentre un cristiano convencido de la obra salvadora de Jesús se esparza la mejor de las fragancias. ¿Qué tenemos para dar? Aquello que hemos recibido en abundancia. 

PADRE JOHN JAIME RAMÍREZ FERIA

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