¡Bienvenida la Paz, apoyemos la Paz!

Jorge Ancizar Cabrera

En medio de esta tragedia mundial del coronavirus y en Colombia, se sigue atentando contra la vida de líderes sociales, desde que comenzó a regir el Decreto presidencial, para el aislamiento preventivo al Covid-19, se han asesinado cinco de ellos incluidos, además, dos menores de edad.
PUBLICIDAD

Los Derechos Humanos, reconocidos en el artículo 5º constitucional y validados por la Corte Constitucional en su apreciación: “el sujeto, razón y fin de la Constitución de 1991, es la persona humana”. El artículo 93 igualmente reconoce que el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el D.I.H., prevalecen en el orden interno, de modo que las leyes aprobatorias de los instrumentos internacionales sobre la materia, tienen jerarquía especial, frente al resto de la legislación.

Aquí es conveniente anotar la diferencia que existe entre Derechos Humanos y Derechos Fundamentales; los primeros no son absolutos, el absolutismo, -así se predique de un derecho- es la negación de la juridicidad y si se trata de un derecho subjetivo tratarlo como absoluto es convertirlo en un antiderecho, pues ese solo concepto implica la posibilidad antijurídica del atropello a los derechos de los otros y a los de la misma sociedad; no son inalienables, son preexistentes y su respeto es el corazón de la democracia.

Debe anotarse que el artículo 214, hace imperativa la aplicación del Derecho Internacional Humanitario, en todo caso de conflicto armado, dejando abierta la predeterminación que bajo ninguna condición, esos derechos se pueden suspender, ni siquiera en caso de guerra exterior o conmoción interior.

Pues los reconocimientos y garantías tienen como propósito lograr una convivencia pacífica, sobre la igualdad, la participación y el respeto, que consolide un derecho fundamental como es la paz y principalmente el derecho a la vida.

No más violencia y guerra, que son generadoras de muerte, como la de los líderes sociales y niños, dolor, desigualdad, pobreza, miseria, hambre y desplazamiento forzado entre otros factores sociales, políticos, culturales, ambientales y económicos.

Ojalá se logre la reconciliación, la convivencia pacífica, la verdad, el perdón y la reparación de las víctimas que también deben de estar representadas en el Congreso de la República, con sus curules de paz.

JORGE ANCÍZAR CABRERA

Comentarios