Gracias, Señor reportero

Juan Carlos Aguiar

Caminábamos juntos por el pasillo de un hospital cuando él, llorando, me dijo: “Juan, no imaginas lo que es ver la vida de un hijo desde los números”. Y me dio una explicación casi inentendible de lo que había investigado aceleradamente sobre la leucemia y las posibilidades de vida que tenía su hija Raquel. Ella, rondaba los 16 años cuando le diagnosticaron esta enfermedad que puede derrumbar a muchos, menos a esta joven que heredó la tenacidad de su padre, Daniel Coronell, y la belleza e inteligencia de su madre, María Cristina Uribe. Aquella tarde, sábado a finales de agosto de 2015, entendí que esa mezcla de lágrimas y números era, quizás, el resumen perfecto para conocer a un hombre que se convirtió, sin buscarlo, en el columnista más leído de Colombia y en uno de los periodistas más importantes del país.
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Digo que lo resumen porque Daniel es quizás uno de los hombres más sensibles que he conocido, cualidad para una persona que quiera ser periodista y contar historias humanas que trasciendan e impacten. Su otra fortaleza, de muchísimas más, es una férrea disciplina para investigar a fondo, sin descanso, los temas que se cruzan en su camino: personales o profesionales. Lo ha demostrado al destapar varios de los escándalos más graves en Colombia, haciendo que lo quieran o lo odien, porque él, sin lugar a duda, no es de medias tintas. No era la primera vez que lo veía llorar. Tiempo atrás sus lágrimas cayeron en los hombros de mi esposa mientras la abrazaba y le decía “ustedes no tuvieron que vivir nada de esto, Anita, nada”. Llevábamos largos meses en Estados Unidos enfrentando el exilio en precarias condiciones económicas. Su apoyo, en aquel tiempo, fue fundamental para mantener nuestra esperanza. Su capacidad para tomar rápidas decisiones, en momentos difíciles, la descubrí a mediados de 1999 cuando él era director de Noticias RCN y la Fiscalía de Colombia le notificó que mi vida corría grave peligro. Aunque pocas veces lo había visto en persona, me envió de inmediato a trabajar a Venezuela para garantizar mi seguridad.

A los meses regresé a Colombia y semanas después él se fue de Noticias RCN. Solo lo volví a ver años más tarde cuando yo era corresponsal de Univision en Colombia y lo entrevisté como víctima del espionaje ilegal del gobierno. Con una memoria infalible, Daniel me hizo sentir que el tiempo no había pasado. 

La vida, que teje nuestros destinos de forma inexplicable, me puso nuevamente bajo sus órdenes en 2011 cuando lo designaron director de Noticias Univision y yo seguía como corresponsal en Colombia.

En pocos días Daniel se va de Univision, dejando un enorme vacío en quienes aprendimos a su lado. Innegablemente las instituciones siempre estarán por encima de los hombres, pero estos dejan huella y eso lo demuestra él con números: 18 premios Emmy, 4 premios Rey de España y 3 premios Peabody. No es fácil decir adiós, pero para él y para quienes hemos estado bajo su mando la vida sigue su curso. Hoy me enorgullece confesar que a su lado me convertí en mejor profesional y sobre todo en mejor persona. De todo lo que me ha enseñado lo único que no he podido aplicar, es que en el periodismo siempre será más importante saber escuchar antes de hablar. 

Comienza una nueva era en Noticias Univision, medio de información indiscutible de los hispanos en Estados Unidos y líder en audiencia.  No sé cuándo lo vuelva a ver, pero estoy seguro de que en su camino seguirá marcando su huella sabiendo que muchos siguen sus pasos. Hasta pronto maestro, con la certeza de que no soy capaz de decírselo frente a frente, porque, al igual que él, jamás he podido contener mis lágrimas. De Manizales a Miami, de Chinchiná a Orlando, gracias, Daniel. Gracias, Señor reportero.

JUAN CARLOS AGUIAR

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