Avanzar: de las protestas a las propuestas

Juan Manuel Díaz

Colombia despertó del letargo. Nunca antes se había vivido un inconformismo ciudadano de tal magnitud en las calles, y es apenas justo ante tantos años de desigualdad social.
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El gobierno nacional no genera confianza, la fuerza pública genera terror, y pese a ello se siente un ambiente esperanzador en la lucha de miles de colombianos que obligatoriamente deberán transformar ese inconformismo en votos el año entrante, pues la lucha luego de reaccionar y quitarse la venda, debe ser generar acciones en el marco de la democracia, que permitan avanzar en esos propósitos.

Más allá de las movilizaciones, de los plantones y bloqueos, es momento de empezar a trabajar en otros sentidos. Las marchas legítimas y las expresiones culturales hacen parte de ese trabajo, pero no es lo único que hay por hacer. Quienes quieran hacer parte de ese cambio, deberán sentarse a generar propuestas en todos los frentes: educativas, culturales, del agro, de la salud, y de reactivación económica en un país pobre y golpeado por la pandemia.

No se puede permitir que lo que ya empezó se vea deslegitimado por el vandalismo y por las vías de hecho que hoy tienen afectados a miles de agricultores y productores colombianos que también desean un cambio. Para no ir muy lejos, los comerciantes ibaguereños ya no aguantan más con sus locales cerrados y con el temor de que algo malo les va a pasar, especialmente en la calle 60, donde también preocupan las amenazas que han hecho algunos de sacar por la fuerza a quienes les han impedido abrir sus negocios e incluso salir de sus casas como ocurre con conjuntos residenciales de la zona.

Bien por las intervenciones artísticas, bien por aquel acto de reparación simbólica que permitió bautizar la Avenida Santiago Murillo, pero es momento de avanzar en agendas conjuntas y de construir dialógica y políticamente, de revisar candidaturas, de explorar conversaciones. La Ibagué desempleada no resiste más cierres, toques de queda, bloqueos y paros, y desde luego, no puede darse el lujo de seguirse acabando a piedra, tiros y gases con la policía que desde la noche del lunes, tiene la orden presidencial de desbloquear como sea las calles.

Hoy, además de esa reflexión, quiero dejar un vaticinio a riesgo de que me tilden de “petrista” sin serlo, y a riesgo de equivocarme: a menos que lo maten como ocurrió con Pizarro, Galán y Jaramillo Ossa, es probable que el próximo Presidente de Colombia se llame Gustavo Petro. El uribismo en su esencia le hizo toda la campaña, y Duque terminó de enterrar las posibilidades de la extrema derecha de mantenerse vigente en el poder. La gente se dio cuenta que Colombia hace tiempo vive las difíciles condiciones de Venezuela y que el “castrochavismo” era un cuento de bobos para generar miedo. Amanecerá y veremos.

JUAN MANUEL DÍAZ

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