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Como ese, hay variedad de casos, y otros tantos en donde si bien no hay personas fallecidas, sí hay motociclistas lesionados, vehículos estrellados, y riñas por la famosa “ira de carretera”, que genera traumatismo, y gran preocupación en la ciudadanía, pues cada vez es más complejo el tránsito en las agrietadas calles de la ciudad. A ello, hay que sumarle la irresponsabilidad de los conductores ibaguereños, muchos de ellos afanados, siempre imprudentes, y sin cultura vial.
También preocupan las denuncias de vecinos del sector La Samaria, paradójicamente donde reside el alcalde Hurtado, que, a altas horas de la noche de algunos días de la semana, se escuchan motores a la madrugada, al estilo de la Fórmula 1, y que pasar por la variante al aeropuerto a la madrugada, termina siendo un desafío a la muerte, pues fácilmente uno se puede encontrar con una carrera de carros estrafalarios o de motos haciendo piruetas.
Es cierto que la Secretaría de Tránsito municipal ha venido adelantando operativos en la madrugada con sus agentes azules, pero aquello debe ser constante y sin bajar la guardia, pues tristemente en Colombia, sin castigo, no hay aprendizaje, y únicamente cuando se toca el bolsillo, la persona entra en razón.
Hoy el llamado de atención principal es para los conductores: no usen el celular cuando vayan manejando, mucho menos, manejen luego de ingerir licor, en cuestión de segundos la vida puede cambiar con un solo accidente, y en Ibagué ya se volvió costumbre que todo el mundo maneje como le dé la gana.
Señores motociclistas: sabemos perfectamente que no son todos, pero un gran número de ustedes, no tiene conciencia, maneja a mil por hora, hace giros prohibidos, se sube por los andenes y zigzaguea entre los carros. ¡Un poquito de respeto por la vida por favor!
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