La feria de los “politiqueros”

libardo Vargas Celemin

No hemos logrado controlar la pandemia del Covid 19, cuando ya los compradores de conciencias, esquilmadores del erario, traficantes de las necesidades del pueblo, es decir, los “Politiqueros” alistan sus bártulos y comienzan a armar la barahúnda de las elecciones del próximo año.
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 Los hemos vuelto a ver, son los mismos que durante la pandemia guardaron silencio, se escondieron indiferentes a fraguar las estrategias para perpetuarse en sus cargos y acomodar amigos, familiares y cotizantes en las listas que defienden los oscuros intereses personales y los de “partidos” que carecen de ideologías.

El domingo, un diario nacional esquematizó las filiaciones de numerosos precandidatos que actúan en la puja electoral para alcanzar la presidencia. Aunque sorprende el escandaloso número de más de cuarenta precandidatos, algunos de ellos solo conocidos por mínimas ejecutorias parroquiales, se reitera una vez más que nuestra democracia es una feria de ambiciones, porque, con contadas salvedades, la mayoría solo entiende la política como posibilidad de enriquecimiento.

Pero igualmente grave es el papel de los saltarines que aún no se deciden en qué puerto van a desembarcar y esperan que se decante el río crecido de las avaricias para saltar en la canoa de los que más ofrezcan. Resulta desesperanzador que algunos partidos alternativos busquen alianzas con los mismos que tienen postrados al país en una atmósfera de amedrentamiento y de noticias falsas, como táctica para perpetuarse en el poder, pero no aceptan dialogar con quienes están cerca de los mismos objetivos y todo porque odios y rencores personales son más fuertes que la posibilidad del cambio. 

El Nuevo Día, en la misma fecha, publicó comentarios sobre algunos políticos regionales. En esta página se resaltan las piruetas en busca de alianzas y los ofrecimientos de los manzanillos de siempre para ajustar sus maquinarias, pero no se habla de uniones en torno a principios y proyectos del departamento, porque su accionar político se limita a lograr la participación en el festín que reparte puestos, contratos y coimas.

La feria ha comenzado muy temprano. Su duración se extenderá por más de doce meses. Tendremos que prepararnos para oír las vociferaciones de los pregoneros y la retórica llena de promesas y falacias de quienes tienen que llamar al enviado supremo para pedirle permiso, cada vez que vayan a actuar, situación que nos ha condenado al atraso y al desconocimiento en el contexto nacional.

¿Y el pueblo, el pueblo soberano? …  servilmente se inclina y consigna el voto por los de siempre. Después se disculpa con una frase lapidaria: “No hay nadie que pueda cambiar esta vaina” y su analfabetismo político le impide llevar a la práctica la frase de Žižek: “no necesitamos profetas, sino líderes que nos animen a usar la libertad”.

LIBARDO VARGAS CELEMIN

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