La dilación que exacerba la violencia

libardo Vargas Celemin

Las hogueras no se apagan dejando pasar el tiempo, como tampoco se cicatrizan las heridas con solo detener la sangre. Es necesario extinguir el fuego que sigue vivo en las entrañas y remover las infecciones que anidan en los tejidos, para que podamos construir de verdad el país saludable que queremos.
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Sin embargo, esto no lo entienden quienes representan el poder y, por el contrario, han diseñado un libreto para esta crisis social provocada por ellos mismos, donde combinan una falsa actitud de diálogo, con una escalada represiva.

No es con largas reuniones improductivas que se encuentran las salidas, ni con obstáculos a la negociación. Increíble que se tenga que firmar un preacuerdo, remitirlo a los ministerios implicados, recibir su visto bueno, y luego el aval del presidente. La verdadera negociación debió comenzar hace un mes, pero el presidente prefirió adelantar una estrategia de comunicación para focalizar hechos vandálicos y generar miedo en la población. 

Estamos en uno de los conflictos sociales más serios de los últimos años y el presidente, aficionado al show mediático, se ha dedicado a atacar a la oposición responsabilizándola de los desmanes que se generalizaron en todo el país. Paralelamente no permitió la presencia del Comité Interamericano de los Derechos Humanos, para evitar que el mundo conozca la verdad de lo que está sucediendo, y ordenó a sus burócratas dedicarse al “lobby” con los altos funcionarios norteamericanos, en busca de su complicidad. 

Mientras se dan estas dilaciones el presidente sí negocia, pero con líderes de partidos políticos que traicionan a sus votantes por puestos, como el caso de Cambio Radical que claudicó en sus momentáneas discrepancias, para presionar más mermelada. Así llega María Ximena Lombana, al ministerio de Comercio, Industria y Turismo, como pago a las gestiones adelantadas por su hermano para salvar al innombrable.

La violencia contra los marchantes por parte de las fuerzas policiales, han sido minimizadas por los funcionarios del Estado y cuando las pruebas no admiten discusión, se acude a las trapisondas judiciales para amparar a sus autores con la justicia penal militar, ente especializado en absolver responsables. Esa es la suerte que parece va a correr el caso de Dylan Cruz, estudiante muerto en el 2019,  si no lo denunciamos, también puede suceder con nuestro coterráneo Santiago Murillo, muerto por dos oficiales.

La dilación de las negociaciones tiene varios objetivos, entre otros, desgastar las marchas, generar contramarchas para que se enfrente el mismo pueblo; adelantar la campaña política de 2022 y reivindicar al titiritero que lucha por seguir vigente.

Razón tiene Pepe Mujica cuando afirma: “Esto no se arregla con propuestas represivas, no se resuelve aplastando, se resuelve entendiendo que hay reclamos a lo que hay que abrirles las puertas de la esperanza”.

LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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