Encuentros cercanos de cualquier tipo

libardo Vargas Celemin

En los últimos días, todo lo que haga, diga o deje de hacer la llamada Epa Colombia, se convierte en noticia. Llena las páginas de los periódicos, monopoliza las charlas de vecinas y se vuelve tema obligado de algunas conversaciones. La última ocurrencia de esta “influencer” fue reunirse con el innombrable, en una tertulia que sorprendió a muchos colombianos, pero que dada la época que estamos viviendo y los rasgos de personalidad de estas dos figuras nacionales, no hay motivo para asombrarse.
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Su encuentro no fue casual. Ya se conocían los rasgos de arribismo (y ahora de uribismo) que maneja la “youtuber” y ambos tienen en común que han amasado fortunas, gracias al emprendimiento. Ella halaga la vanidad femenina en el cuidado del cabello y él su amor por el agro, los caballos y otras “cositas”. Tanto Epa como el innombrable parecen tener lámparas de Aladino y frotarlas con frecuencia. Igualmente, los dos tienen problemas con la justicia, sin embargo, los abogados del expresidente tienen más experticia, por eso lo mantienen en libertad. Pero, también tienen diferencias, la principal de ellas es que la “influencer” posee una extraña mezcla ideológica en su cerebro, su actuar siempre es contradictorio. El exsenador si tiene una férrea convicción autoritaria y solo le importa lograr sus objetivos a como dé lugar.

Las diferencias y similitudes no son irreconciliables. Ella por ejemplo es ostentosa y se jacta de todo lo que consigue, mientras él guarda un bajo perfil económico, siempre habla en diminutivo y hasta sus declaraciones de renta son modesticas. Parece que no son muy generosos con sus invitados, pues en la reunión que tuvieron no hubo platos exóticos, sino unas empanadas con limón, tal vez para morigerar el genio del contertulio. De todas maneras, la reunión fue cordial.

La pregunta que nos hacemos sobre el objetivo del encuentro no ha sido resuelta, pero hay muchas sospechas. Epa dijo que había tenido que ver con una ayuda que le solicitó al dueño del Ubérrimo, porque se siente perseguida, no solo por la justicia, sino por enemigos inidentificables que no le perdonan su riqueza inesperada. “Yo sí necesito ayuda de gente que esté arriba” dijo Danelly Barrero, y eso es lo que piensan algunos colombianos que aún creen que el innombrable va a tener en sus manos todas las decisiones, como ocurre ahora. 

A lo sumo podrá recomendarle algunos contactos en la justicia y un par de guardaespaldas fieles. Pero, ¿qué puede esperar él de esa mujer? Elemental mi querido Watson, dirá cualquier exfuncionario del extinto Das. Esa mujer, además de sus cabellos, mueve las masas que él necesita urgente para convertirlas en “voticos” que le permitan seguir manipulando este país, sin importar con quien tenga que aliarse.

 

LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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