Alexis María Hernández: un legado de auténtica comunera

libardo Vargas Celemin

La semana anterior asistimos al entierro de Alexis y me vino a la memoria el recuerdo de una madrugada en la que dormía plácidamente en mi residencia del barrio Jordán Octava Etapa, cuando de repente me despertó una voz de mujer que llamaba a toda la comunidad para que se levantara, porque quería decirnos algo importante. Mientras tanto, un tropel de hombres y el tintineo de arneses y escaleras metálicas se tomaron la calle. No supe que hacer, si abrir la ventana para insultarla por no dejarnos dormir o salir a escucharla. Opté por lo segundo y cuando los vecinos protestaban airadamente, ella se quitó la capa que cubría su cabeza y  dio la orden para que prendieran las lámparas del alumbrado que llevaban más de cinco meses inservibles. La protesta se convirtió en aplausos y sonrisas. 
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Desde aquel acontecimiento reconocí el talante de una mujer que demostraba una forma distinta de servirle a su comunidad: Alexis María Hernández Enciso, hizo suyo el verso de Francisco de Asís: “Porque dando es como se recibe” y por eso se dedicó a trabajar por sus vecinos. Desde la educación, otras desde el trabajo social, la organización comunitaria, la cultura, el medio ambiente, el folclor y la participación en entes que luchaban por reivindicar sus derechos, y recibía sin aspavientos, el cariño y el reconocimiento de una sociedad ávida de líderes.

Por aquella época María Alexis se convirtió en la corresponsal de las emisoras populares de Ibagué y en todos los noticieros su voz daba cuenta de las gestiones realizadas; los problemas en calles y barrios; la negligencia de funcionarios, pero también los reconocimientos por las gestiones acertadas. Su generosidad se desbordaba en las ayudas a personas necesitadas. Participaba en foros, encuentros, conversatorios y dejaba allí el aporte de su experiencia. Cuando no le daban la palabra, se tomaba los recintos con su enérgica voz, siempre guardando la decencia requerida.

El listado de sus gestiones convertidas en obras son muchas. Supo comprometer a la comunidad en campañas que apoyaron irrestrictamente y que apuntaban a necesidades sentidas en diversos campos. Aprendió a manejar el desgaste del poder que produce el paso del tiempo y en su camino se encontró con María, una adolescente inteligente que volvió su secretaria, acompañante, asistente y a quien formó profesionalmente a su imagen y la hizo partícipe de los logros que iba conquistando.

Mujer cívica por convicción; solidaria por naturaleza; amiga incondicional de todo lo que engrandecía a las gentes del Tolima, por eso celebraba cada triunfo musical, artístico o intelectual con entusiasmo.

La propuesta de que la USI de la octava etapa lleve su nombre, es lo menos que puede pedir una comunidad agradecida con su auténtica líder popular.

LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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