De lo humano a lo político

Rodrigo López Oviedo

Increíble. Con el regocijo propio de quien ha recibido la más inesperada noticia, en este caso la del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, me dirigí a la prensa cubana para conocer a través de sus páginas el alborozo que tal hecho estaría produciendo en ese entrañable pueblo.

Lo que encontré me dejó desconcertado. Antes que ver a un pueblo henchido de emoción y orgullo por haber podido doblegar al monstruo que le quiso someter como nación, lo encontré alborozado por haber logrado arrancarle de sus mazmorras a Gerardo, Ramón y Antonio, tres valientes patriotas que purgaban injustas condenas a perpetuidad, en cárceles de Miami, por haber defendido el derecho de sus compatriotas a vivir sin el flagelo del terror.

Gerardo, Ramón y Antonio, con Fernando y René, son cinco héroes que no tuvieron ninguna duda en asumir los riesgos que se hicieron necesarios para investigar y dar a conocer al mundo los planes de la delincuencia terrorista estadounidense contra su patria socialista.

Cuando obtuvieron la plena certeza de los atentados que se ejecutarían, acudieron a denunciarlos al FBI. Jamás pensaron que habrían de arrepentirse de esa decisión, pues en lugar de lograr la detención de los implicados, obtendrían la propia detención, arbitrario juzgamiento e insólita condena de todos ellos, algunos a más de una cadena perpetua.

Tanta arbitrariedad dio lugar a la campaña de solidaridad política más amplia que se haya conocido en el mundo, después de la que facilitó la libertad de Nelson Mandela.

Por eso a estos héroes se les conoce simplemente como “los cinco héroes”, sin que se necesite agregar apellido a sus reconocidos nombres; y por eso la celebración de los cubanos, este pasado 17 de diciembre, giró más en torno al hecho humano de esta liberación que al hecho político del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Sin embargo, no podemos dejar pasar inadvertida la importancia de tal restablecimiento. Habiendo sido rotas las relaciones en 1961 como un mecanismo infame de presión de Estados Unidos contra el socialismo en la Isla, tuvieron que ser los propios Estados Unidos los que se vieran obligados a restablecerlas, luego de incontables batallas perdidas en las Naciones Unidas y otros escenarios, y de reconocer que la medida solo sirvió para amargar la vida a los cubanos, más no para quebrantar sus anhelos de libertad y soberanía y menos para impedir que construyeran el socialismo.

Ojalá que con este restablecimiento diplomático venga pronto el fin del bloqueo económico, lo cual haría que la celebración humana de hoy se complementara con la celebración política de tan determinante medida.

Comentarios