Están pasando cosas buenas

Luis Fernando Garibello Peralta

El Presidente Petro no pasa por buenas semanas. Su reforma a la salud, los ataques a la Fuerza Pública, los paros mineros en Antioquia, los desatinos de las ministras de salud y minas, el invierno, la salida de tres ministros y algunos viceministros, la paz total y los golpes asestados por quienes él mismo ha querido se vinculen a este proceso, los señalamientos a su hermano y esposa, las declaraciones de la vicepresidenta, pero sobre todo, el dolor profundo que le ha provocado la dura situación por la que pasa uno de sus hijos y ha salpicado su campaña, ejercicio de poder y toda su familia, me apena por él. 
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Hacer leña del árbol caído es fácil, es solo cortarlo para echarlo al fuego, hacer matoneo social es sencillo, si no se tiene ingenio para hacer un meme, pues se rota en las redes uno de los miles que a diario y en su contra, llegan a nuestros teléfonos. Muchos quieren ser “el último” en poner el clavo en el ataúd, esto es realmente bajo y no es lo correcto y no creo que suceda.

Por supuesto, miles dirán que lo merece, pues fue él quien propició que el primer año del presidente Duque fuera invivible: “sacaré gentes a las calles; Diario del Magdalena (18/06/2018), El Tiempo (17/06/2018) entre otros medios que consignaron sus palabras una vez perdió las elecciones de entonces, lo único que lo contuvo fue la pandemia. Él, ahora, está siendo víctima de su propio invento, con una condición: nadie le está haciendo al él invivible e ingobernable su gobierno. 

Nadie discute que las reformas no sean necesarias, el problema es cómo las proponen quienes las proponen, con las motivaciones y razones incorrectas desde el resentimiento y desquite, lo cual no puede ser. Pero, ¿es esto suficiente para no reconocer que están pasando cosas buenas en medio de la incertidumbre? La última gran reforma del estado ocurrió hace 30 años con el gobierno de Gaviria, quien entendió al país como parte del mundo y propuso el mayor cambio en dos siglos, y como en todo proceso, mucho de esto ha sufrido desgaste natural.

Ahora, el Presidente, que ganó en democracia y que todos sabíamos el espectro político representa, tiene derecho a proponer, y por supuesto, en democracia, los políticos y los ciudadanos le han dicho que hay límites, que esto debe ser concertado, lo cual me parece una madurez, faltando mucho por jugar en este partido de 4 años. 

Hay quienes dicen que el Presidente debió hacer lo que hicieron todos: tome uno, máximo dos temas y dediquen todo su esfuerzo a esto, nada más, pase a la historia. No creo que Petro sea ese tipo de Presidente, ha sido y es soñador y esto es válido, sus luchas han sido eso, perseguir sueños. Y en estos escenarios hay unos que se alcanzan, otros no, y eso es bueno. Al inicio de su periodo tenía más consenso que los anteriores, y nos ha mostrado que él mismo es un semáforo que le dijo a la sociedad hasta dónde llegar, no pasen de este punto de la izquierda, devuélvanse un poquito. Petro debe estar experimentando un sentimiento de estar cautivo en el cargo, pero con más amargura. 

El problema de Uribe no fueron las decisiones que tomó, sino su entorno que se desmando. Al final echarle viento por el rabo al globo para que suba lo hacen todos, el problema es del globo cuando está arriba y no sepa para dónde coger ni cómo bajar y termina por quemarse a la vista de todos.

Vaya al hombre y se le enderece el camino, al final es un partido de 4 años donde hasta ahora se han jugado pocos minutos.

 

LUIS FERNANDO GARIBELLO PERALTA

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