A Ibagué le “urge” un buen alcalde

Manuel José Álvarez Didyme

Apenas iniciado como se encuentra el 2023, el cual coincide con el último año del período de los actuales burgomaestres, ya se están develando las numerosas apetencias de quienes aspiran a suceder al ingeniero Hurtado, quien hoy está al frente de los destinos de esta descuidada urbe.
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Se muestra abundosa la legión de confesos pretendientes y sus burocráticas ambiciones; no obstante, también se ve la incompetencia y carencia de conocimiento sobre la ciudad de la mayoría de ellos, dada la complejidad y el sinfín de problemas a enfrentar y tratar de solucionar con los escasos recursos que para ello posee esta capital.

Porque los solos deseos de llegar al primer cargo municipal no son suficientes para satisfacer a una vasta comunidad ávida de realizaciones y requerida de buenos orientadores de la gestión pública como la nuestra, si el aspirante, previamente calificado, no ha estudiado y comprendido su diversa realidad. 

Pues como por años lo hemos venido repitiendo, al actual estado que presenta esta ciudad de la música, le urge un gerente de excepcionales calidades, desvinculado de las camarillas politiqueras que de tiempo atrás se han ido enquistando en su burocracia; capaz de concitar la colaboración de sus centros universitarios, sus gremios y sus asociaciones comunitarias; que ojalá venga acompañado de un equipo preparado y por sobre todo honesto, para obtener definitivamente su saneamiento financiero y enlucimiento urbano, con prudencia en el gasto y conciencia plena de la necesidad de priorizar las inversiones con claro acento social, y que se aplique, antes que nada, a ponerle fin a los problemas que de tiempo atrás la vienen acuciando en materia de empleo y racionalización de sus deterioradas vías, de su transporte colectivo, así como en términos de cobertura y mejoramiento de los servicios de agua y alcantarillado, entre muchos otros, que la expansión de la urbe está requiriendo con urgencia, en razón a que su desmedido crecimiento lo exige sin posibilidades de dilación.

No obstante y como el pasado lo registra, el electorado local poco o nada visualiza la falta de claridad sobre el cargo al que aspiran los pretendientes a alcalde, en cuanto jefes de policía y responsables directos del orden público en su jurisdicción y a lo que a habitantes de calle, niños, ancianos, industrialización, empleo, vías, recreación, aeropuerto, salud, vivienda, educación y transporte, entre muchos otros servicios respecta, ni se percata que con los manidos procedimientos e improvisación de los últimos tiempos no se podrá continuar si es que se aspira a salir del atraso en que nos hallamos frente al desenvolvimiento nacional, y superar las acentuadas inequidades y diferencias sociales que son las que en últimas conducen a la pérdida del sosiego común.

Tal es el compromiso que se le debe plantear al elector local, sin que importe la bandera que invoque el aspirante.

 

MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYME-DÔME

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