La disputa por las alcaldías

José Filadelfo Monroy Carrillo

El Régimen Político que impera en nuestro país, ha demostrado que el poder real reside en el Ejecutivo: Presidencia, Gobernaciones y Alcaldías.

El 13 de marzo de 1988 se realizó en Colombia la primera elección popular de Alcaldes, para un periodo de dos (2) años; como consecuencia del acto legislativo 09 de enero de 1986 que introdujo la trascendental reforma democrática.

Lo que pretendió el Constituyente derivado, fue retornar al principio esencial de la Democracia que es el respeto y la prevalencia de la voluntad popular, que se traduce en el derecho inalienable que tiene el ciudadano de elegir a sus gobernantes. Se quiso evitar que los gobernadores nombraran por decreto y a dedo a los alcaldes municipales por conveniencias personales, partidistas o grupistas.

Si el Congreso de la República no dispone otra cosa, el domingo 27 de octubre de 2019 se cumplirá en Colombia una nueva elección popular de los mandatarios municipales para el periodo 2020 – 2023. Empezó la carrera por estos ansiados cargos públicos.

Los autodenominados jefes departamentales y municipales están haciendo contactos, aproximaciones y diálogos para lograr las componendas y los acuerdos politiqueros que les permitan mantener y obtener los cargos de alcalde. En ejercicio de la tradicional y manida práctica, ofrecen puestos y contratos; prometen cupos para asambleas y concejos con el fin de asegurar su propósito.

Lamentablemente, la politiquería y la corrupción se han entronizado en muchos municipios y por esta vía los caciques y gamonales logran sustituir la genuina voluntad popular en acuerdos clandestinos y amañados hechos a espaldas de las bases populares.

Loa avales se negocian, se comercian e intercambian, terminando algunas veces en cabeza de personas que no representan la ideología, ni los principios del partido político que los unge, y menos el querer mayoritario de la colectividad.

En el ejercicio demagógico mencionado, están participando también, politicastros condenados por parapolítica o por corrupción administrativa, hasta condenados por narcotráfico que de esta forma defienden sus intereses económicos o familiares.

De otra parte, algunos precandidatos y candidatos miran al primer cargo local como un negocio, hacen las cuentas de cuánto dinero se va a invertir y cuanto serán sus ganancias; por eso llegan a la Alcaldía a buscar un beneficio personal, y no la solución de las necesidades de la gente, ni en el desarrollo integral del municipio.

Abogado. Exdiputado.

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