Comerciar con el hambre

Indignante e indolente, la manera como el hambre y la miseria en la que viven miles de ibaguereños, se volvió la foto de mostrar del barretismo en su afán por defender la cuestionable gestión del alcalde de Ibagué, Andrés Hurtado. La imagen en que aparecen dos niños y una niña con un plato de comida, y abajo una etiqueta que se lee “Andrés Sí Cumple”, es simplemente repudiable. El mensaje que transmite es uno solo. La pobreza como mercancía electoral. La gestión de una Administración se defiende con cifras, inversión y disminución de las brechas de desigualdad.

El milagrito de la seguridad de Hurtado

Tiene parcialmente la razón el Secretario de Gobierno del alcalde Andrés Hurtado cuando dice que los delitos de mayor impacto se redujeron en Ibagué durante el 2020. Sin embargo, la cifra tiene sus sombras, como todo en este gobierno. Parece que la falta de transparencia y la mala costumbre de engañar a la ciudadanía son los principios de esta Administración. La pobre gestión de Hurtado en materia de seguridad y convivencia se ve reflejada tanto en las cifras de Medicina Legal, como en la ejecución presupuestal de dicha dependencia.

Las sombras de Hurtado

El ocultamiento parece ser un arte muy bien manejado por Andrés Hurtado, el alcalde pitufo. Desde su época como administrador del Aeropuerto Perales dio muestras de su maestría en saber esconder información, en ese caso pruebas de los piques ilegales que se realizaban en la pista de aterrizaje. Ahora esa malsana costumbre es parte integral de su gobierno que oculta información, dejando una densa capa de sombras sobre qué tan transparente es esta administración.

Sin pena ni gloria

Gobernar en tiempos de pandemia no es fácil. Ya hemos visto como alcaldes y gobernadores se han visto en aprietos y de un día para otro pasan a ser impopulares. Sin embargo, eso no puede ser excusa para dejar que una ciudad ande por sí sola. Un año después del gobierno, Ibagué se encuentra sin alguien que dirija. La ciudad está en marcha sin frenos ni conductor y mucho menos se ve en el horizonte alguna posibilidad de que eso pueda cambiar. La ciudad está marchitándose.

Falsa empatía

La falsa empatía de estos tiempos, las palabras vacías y carentes de real afecto que pretenden ocultar el egoísmo humano durante la pandemia, nos dicen mucho sobre esa doble moral propia de nuestra sociedad judeocristiana y capitalista. Hay que parecer políticamente correcto y decir que se siente compasión por el otro, pero en realidad ni entendemos cuál es la importancia de la otredad. Soltamos algunas palabras lastimeras para quedar como buenas personas, y al momento volteamos y se nos olvida que el otro sigue ahí con su sufrimiento.

Superar el trauma

El trauma de la violencia debe ser superado. Es insostenible la vida en una sociedad donde prima la agresividad, la desconfianza, el rencor y el control sobre el otro. Colombia es una sociedad de gente traumatizada. El efecto de años de conflicto en la psique colectiva nos ha lesionado en el perdón, la empatía, la seguridad, así como en el sentido en que las relaciones humanas se deben establecer desde la libertad y el reconocimiento de la otredad.

La vida continua

El mundo no se puede parar. Bajarse no es una posibilidad, ni siquiera en el largo plazo. La pandemia sin duda nos ha llevado a muchos a decir en algún momento “marica ya”, como el meme. La frase que resultó no ser de Quino “paren el mundo que me quiero bajar”, es una imposibilidad, diría Alicia. Bajarse tomará vidas enteras, si se cree en la reencarnación. El virus nos ha llevado a estados primitivos como especie y salir de este planeta nos tomará unos miles de años más. Ni siquiera desencarnar en esta vida, morirse, nos salva de lo que la pandemia causó.

Acepto que me acepto

Vender humo es fácil. El lenguaje llega a ser tan efímero, a veces, que en realidad no hace falta ser para parecer. Las redes sociales y todo el mundo artificial que se ha construido alrededor, realmente, facilitan la tarea de crear la imagen que uno quiere que los demás vean. Esto, en la más radical postura de lo que, pienso, son las redes sociales. Sin embargo, no todo tiene que ser necesariamente así.

Los jóvenes, los nadies

El lugar común para definir a los jóvenes es decir que son el futuro, el presente, los llamados a transformar, la esperanza de toda sociedad. Eso podría ser verdad, hasta cierto punto. Sin embargo, estamos ante un panorama poco alentador de desazón suprema. En una semana cerca de 30 jóvenes fueron víctimas de las peores formas de violencia: mutilaciones, torturas y masacres. Vaya manera de conmemorar el mes de la juventud en Colombia. Aunque este es un mensaje que no sorprende, pues para el Estado los jóvenes son los nadies “que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local”, como bien escribió Eduardo Galeano en un poema.

La hipocresía de la lucha contra el hambre

Absurdo, hipócrita e irreal. Ese es el panorama del hambre en el planeta. El 1% de las personas más ricas del mundo poseen el 44% de la riqueza global, según un reporte del año 2019 de la organización no gubernamental Inequality.