Lealtad

Óscar Barreto Quiroga

La sociedad debe cultivar con urgencia unos valores que se encuentran en crisis en los ciudadanos, unos principios fundamentales en el proceso del desarrollo humano y del relacionamiento con los demás. Uno máximo es la lealtad, proveniente del latín “legalis” que significa “respeto a la ley”, es uno de esos valores en crisis, sobre este gran valor en el proceso de construcción de una sociedad progresista y respetuosa, debemos poner esfuerzo y entusiasmo, en la familia, en la empresa, en todos los escenarios de la vida y sobre todo en la política. 
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La transgresión de estos valores aparece cuando se le da paso a un sinnúmero de situaciones, como lo dice Mauricio García Villegas, en su último libro El país de las emociones tristes, “encadenadas a emociones tristes, como la rabia, la envidia, la venganza, el miedo, la desesperanza, el remordimiento o la cólera, todas ellas alimentan una vida afligida”, hasta darle paso a los antónimos de la lealtad. Tratándose de la lealtad en la política, esta debe alinearse con los intereses de los ciudadanos, con sus necesidades y anhelos, se equivocan quienes se alinean en criterios distintos, con inmadurez u odios, prefiriendo los privilegios que da el poder y no la política. La lealtad es el máximo valor hoy en la política, prevalecerá en el tiempo y en el espacio de la vida pública, aquellos que vean en la política, el instrumento para servirle a la gente, para proyectar un país distinto, con equidad y oportunidades para todos, por el contrario, en ese tiempo efímero, van a desaparecer aquellos a los cuales le importen más, los conciliábulos y las componendas con afanes electorales. 

La lealtad como virtud y gran valor, debe ser desarrollada desde la conciencia, por eso la acción contraria cuestiona tanto al desleal, también por eso es una acción recíproca, es un proceso de construcción social, el que es leal actúa y mira con humildad, aquel que hace lo contrario, lo domina la soberbia. En nuestro país, necesitamos masificar la lealtad, en el Tolima, somos como dice el Bunde “valientes y leales” aunque a veces, los afanes, la inmadurez o las angustias de algunos, los lleven a los áridos e infértiles terrenos de la deslealtad.

ÓSCAR BARRETO QUIROGA

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