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En esa orientación que debemos dar a las nuevas generaciones, a los jóvenes que no creen, a los que caminan y gritan en las calles, a los desesperanzados, debe haber un gran contenido hacia la formación en ciudadanía, a que tengan siempre capacidad de comunicación critica, que no les permita tragar entero o ser engañados por la retórica populista que los constituye en instrumentos de acción violenta y no en constructores de una nueva sociedad, actores importantes participativos y transformadores de la realidad.
El populismo colombiano, busca ahondar en la relación conflictiva entre el Estado y los jóvenes como consecuencia de la ideologización de los temas importantes, bajo la teoría que, el que no piense igual es enemigo y hay que exterminarlo con violencia física, con desinformación o desprestigio, necesita el populismo desprestigiar las instituciones del Estado (ya desprestigiadas) y las instituciones de la sociedad entradas en crisis. Urgente es la necesidad de formar a nuestros jóvenes en valores, integralmente en conocimiento, emprendedores, sanos mental y emocionalmente, de tal manera que no puedan ser instrumentos del populismo rampante y venido a más en nuestro país.
Hoy tenemos jóvenes con un mayor consumo de información y desinformación, víctimas de un esquema de mercado consumista que los lleva más a definir sus gustos, antes que su proyecto de vida, jóvenes con enormes responsabilidades que debieran tener líderes distintos, mejor calidad de vida, un país de oportunidades y un gran proceso de formación académica y personal, para cerrarle totalmente filas al populismo.
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