Reconocimiento a la juventud

Rodrigo López Oviedo

Las imágenes del Paro tienen en la juventud su constante más destacada: jóvenes pletóricos de entusiasmo hondeando banderas, agitando consignas, desafiando inclemencias, ocupando calles y caminos y queriendo tomarse el cielo por asalto, como aquella otra juventud, la parisina de 1968, copan los escenarios de la protesta, como queriendo decir a los viejos cuenten con nosotros, no los defraudaremos; las reivindicaciones que son motivo de la lucha, hoy en curso, sabremos sacarlas adelante, como lo hicieron ustedes en el pasado, cuando sus energías estaban en flor.
PUBLICIDAD

Han sido imágenes que reeditan viejas luchas, nacionales y extranjeras, de las cuales fueron protagonistas jóvenes iguales a los que hoy están en la palestra; jóvenes que salieron a luchar contra el invasor español, a conformar ejércitos de liberación, a fundar nuevas repúblicas. Imágenes de una juventud que no quiere ser inferior a la de otros lares y otras épocas; las que abrieron barricadas en la insurrecta París de la Comuna, reclamaron paz para Vietnam, Corea, Cuba y muchos otros pueblos que enfrentaban agresiones imperiales; jóvenes estimulados por las gestas de Fidel, Ho Chi Minh, Mandela y tantos otros líderes que prefirieron calzarse las botas para luchar por la independencia y libertad de sus pueblos, antes que verlos humillados por imperios extranjeros.

La juventud colombiana de hoy ha salido, en medio de una pandemia sin par, a reclamar solución a los mil problemas que hoy la aquejan, y que muy pronto estará reclamando un mejor destino, o dispuesta a construirlo, como lo han hecho jóvenes de otras latitudes.

Esa juventud merece el respaldo de toda la ciudadanía, pero particularmente de los dirigentes del Paro, pues no se siente representada en su dirección, pese a estar demostrando capacidad de dirección, como lo ha hecho en las asambleas populares que con lujo de detalles ha realizado en Ibagué y otras ciudades.

Ese reconocimiento, que debe traducirse en que se le permita tener sus representantes en el Comando Nacional de Paro, es el mejor antídoto contra ciertos desbordamientos, legítimos algunos, pero producto de infiltraciones los más, que han servido de justificación para que el gobierno descargue contra ella su más feroz represión, con un saldo creciente de muertos, heridos y desaparecidos.

El llamado es, entonces, al Comando Nacional, pero también al Comando Departamental de Paro, a que se bajen de ese prejuicio supremacista que los lleva a considerarse los únicos y a que miren con espíritu más democrático a esta juventud que ha demostrado capacidad de lucha y de gestión suficientes para hacer frente a la construcción de una historia mejor que la que sus mayores han podido construir. La juventud merece reconocimiento. 

RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

Comentarios