De bloqueos y barricadas

Rodrigo López Oviedo

Así como solemos ser de elogiosos con nuestros líderes, también lo somos de acervos en la crítica cuando incurren en opiniones, acciones u omisiones que nos parecen contrarias a las que de ellos esperamos.
PUBLICIDAD

Gustavo Petro se ha beneficiado muchas veces con lo primero. De esto dan fe, por ejemplo, el alto reconocimiento que repetidamente ha recibido en las urnas, al igual que los muchos sondeos de opinión que lo han mostrado encabezando las simpatías ciudadanas.

Sin embargo, tales reconocimientos no lo han blindado contra las críticas, y eso es lo que está recibiendo ahora a raíz de su rechazo a los bloqueos, barricadas y demás hechos de violencia que se han dado en medio del paro nacional.

Lo menos que le han dicho algunos de sus desencantados seguidores es que con esa posición lo que está buscando es congraciarse con algún sector hostil a su proyecto político; otros le han endilgado que quiere subordinar su ética a un pragmatismo que lo acerque a otras toldas, de las cuales requiere sus votos, y no han faltado quienes lo censuren por estar supuestamente dejando a su suerte a una juventud que se ha comprometido a fondo en la defensa de un paro cuyos objetivos coinciden con sus propuestas programáticas.

Dilucidar hasta dónde haya razón en estas críticas no es el propósito de este comentario. Sin embargo, debemos señalar que la posición hoy censurada es la misma que el líder siempre ha sostenido.

Es más, no solo ha desautorizado la violencia, sino que la ha calificado como una trampa tendida por los dueños del poder para enfrentar al pueblo con soldados y policías, a los cuales previamente han aleccionado para hacerles ver en la protesta social a terroristas sin alma, empeñados en disolver el orden social.

Este es un argumento que se le abona por las implicaciones que tiene en la búsqueda de la paz, aunque contiene una imprecisión, ya que las fuerzas de seguridad, antes que instrumentos de confrontación entre hermanos de un mismo pueblo, son el aparato represivo utilizado por las clases dominantes para defender y perpetuar unos privilegios que les han permitido disfrutar del cielo en la tierra, sin importarles la suerte de los demás, y mucho menos la preservación del planeta.  

En Petro no hay, entonces, ningún deseo de granjearse nuevas simpatías y respaldos. Esto debemos tenerlo en cuenta para no demostrar injustamente de un líder en quien debemos reconocer las más avanzadas posiciones respecto de un régimen cargado de injusticias como es el nuestro, pero con relación al cual carga el pecado de no querer sacarlo del marco capitalista en que se encuentra.

El corazón tiene razones que la razón ignora.

Blaise Pascal. Matemático, físico y filósofo

RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

Comentarios