Entre listas abiertas y listas cerradas

Rodrigo López Oviedo

Un hecho bastante particular de la pasada contienda electoral fue el presentado con el candidato al Senado, Gilberto Tobón Sanín, quien obtuvo la bobadita de 173 mil votos, los cuales no le alcanzaron para conseguir la curul, mientras que a otros candidatos les fueron suficientes menos de 40 mil, e incluso menos de 15 mil en el caso de la Cámara.
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Hechos como este representan una desatención aberrante de la voluntad ciudadana, y ameritan la búsqueda de normas alternativas que impidan que vuelvan a presentarse, sobre todo ahora que cursa en el Congreso un proyecto de reforma al sistema electoral.

El caso del doctor Tobón Sanín, se originó en la aplicación de dos normas que deben revisarse: primero, la del umbral, que le da derecho al partido o movimiento político a participar en el cálculo de la cifra repartidora y la distribución de curules; y, segundo, la del tipo de listas: abiertas o cerradas. 

Con respecto a lo primero, Fuerza Ciudadana, el partido de Tobón Sanín no alcanzó el umbral. Frente a lo segundo, se presentó una circunstancia muy especial: Tobón pudo salir elegido de haberse inscrito por la lista del Pacto Histórico, pero no aceptó hacerlo por no estar de acuerdo con el sistema de lista cerrada, que fue el que se le imprimió a tal lista y que es el mismo que se quiere establecer mediante la reforma electoral que está en curso, aboliendo el sistema de lista abierta.

La verdad es que la lista cerrada no difiere mucho del sistema de papeletas que se utilizaba antes de la Constitución de 1991. Por ese entonces, los caciques determinaban de manera omnímoda los nombres de los candidatos y el orden en que estos aparecían en la lista, obviamente reservándose el honor de ocupar los primeros renglones, pues en caso de terminar favorecida con una o varias curules, estas se cubrirían en el mismo orden en que los candidatos figuraran en ella.

Eso es exactamente lo mismo que ocurre hoy con las listas cerradas, y es lo que está causando tanto pataleo entre quienes creemos que esta reforma electoral debe contribuir a ampliar la democracia, lo cual implica ampliarla también por dentro de los partidos, haciendo que se le permita al elector escoger libremente el partido o movimiento por el cual votar -lista cerrada-, y también el candidato al cual respaldar -lista abierta-, según el grado de seducción que le ofrezcan los programas del partido y los antecedentes políticos del candidato.

Obviamente, se necesita desmenuzar más las ventajas y desventajas de estos dos tipos de listas, pero para ello serán necesarias otras 444 palabras.

 

RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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