Las yuxtaposiciones ilegítimas de Maduro

Hernando Salazar Palacios

A propósito de la decisión del presidente Maduro de Venezuela, de cerrar la frontera con Colombia en Cúcuta, deportar a más de mil colombianos y provocar el éxodo de más de cuatro mil, queda en evidencia lo que el periodista español Alex Grijelmo define como las yuxtaposiciones ilegítimas.

En otras palabras, explica el ex director de la Agencia EFE, es cuando alguien –en este caso Maduro- une caprichosamente hechos ciertos para sacar conclusiones falsas.

De esas yuxtaposiciones ilegítimas echa mano el desesperado presidente venezolano en plena campaña a las elecciones legislativas de su país –donde los sondeos le dan buenas probabilidades a la oposición- y en medio de la peor crisis económica en el vecino país, donde escasean los alimentos y hasta el papel higiénico.

Dice Maduro que está echando a los colombianos paramilitares y contrabandistas, pero cuando uno ve a viejitas, viejitos, niños y estudiantes cruzando el río Táchira o atravesando a pie el puente Simón Bolívar con alguna que otra pertenencia, cuesta mucho trabajo creer que ellos sean delincuentes.

Es cierto que hay contrabando, narcotráfico y paramilitarismo en esa frontera –que tiene 2.219 kilómetros de extensión-, pero catalogar a todos los colombianos que ha hecho salir como delincuentes es una gran mentira y una odiosa ofensa.

Es cierto que esa es la frontera más activa de Suramérica, pero es absolutamente falso dar a entender que el fenómeno del contrabando y de la delincuencia solo opera desde este lado. ¿Qué dice Maduro de la próspera industria del narcotráfico en su país, donde hay funcionarios y militares involucrados?

Es cierto que muchos amigos, exfuncionarios, socios políticos y hasta familiares del expresidente Álvaro Uribe han sido condenados o están siendo procesados por nexos con los paramilitares y con crímenes espantosos. Pero otra cosa es afirmar, como lo ha hecho en tono exaltado Maduro, que Uribe es un asesino y un paramilitar.

Es cierto que Venezuela ha acogido a millones de colombianos en las últimas décadas, pero ahora el fenómeno es al revés, porque es Colombia la que está recibiendo a miles de venezolanos que vienen a buscar un mejor futuro aquí.

Pero, sobre todo, nada justifica que Maduro saque a los colombianos como unos perros, haga destruir sus casas y les dé un trato indigno.

De pronto la estrategia le esté funcionando a Maduro en Venezuela, donde los gobernantes suelen sacar a relucir el anticolombianismo cada cierto tiempo, pero “taca burro” el sucesor de Hugo Chávez ahora que está sembrando tanto odio contra Venezuela en Colombia, algo que nunca había ocurrido.

Si Maduro sigue en esa tónica, esa siembra de odio puede dar frutos, que se reproducen y de pronto se vuelven incontrolables.

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