Y llegó El pianista

El primer Pfaltzgraf que conocí fue el pediatra de mis hijos, Hans Pfaltzgraf, tan buen profesional que hoy es pediatra de mis nietos.

El segundo me llegó en las páginas de una novela, “El pianista que llegó de Hamburgo”, cuyo autor, Jorge Eliécer Pardo, tiene a Hendrik Paltzgraf como su protagonista.

La novela hace parte del “Quinteto de la Frágil Memoria”, que le ha tomado al escritor una buena cantidad de años en investigar y escribir la que ha de ser la zaga más completa que contenga en la ficción la historia de las guerras en Colombia.


Sin embargo, en este primer tomo, aunque Hendrik padece la persecución nazi a los judíos y huye de Alemania para librarse de la guerra y de la muerte, aunque se encuentre a boca de jarro con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá y el desencadenamiento de la violencia en el nuevo país que lo acoge, y aunque vea fluir el conflicto en los Llanos orientales con el surgimiento de las guerrillas del llano, pienso que “El pianista que llegó de Hamburgo” no es una novela de la guerra sino, más bien, una compleja y trágica historia de amor.


Me explico. La guerra mundial y la guerra en Colombia son telón de fondo frente al cual transcurre el periplo de Hendrik Paltzgraf entre Alemania, Colombia y luego en la amplia geografía nacional.


Él no es protagonista de la guerra ni se compromete con ella. Él sólo las padece y buena parte de su vida se ve transformada por aquellas.


Él es pianista, profesor de música y enamorado de la belleza.


Es espectador -pretexto para contextualizar la historia- mientras vive su drama humano y sentimental, siempre enamorado y siempre perdedor.


La novela es descriptiva, antes que narrativa, lo que lleva a creer que, por ejemplo, las pérdidas amorosas sufridas por el protagonista no ofrecen el dramatismo que conmociona al lector, como el viaje de su esposa e hija a Italia por culpa de los sucesos del 9 de abril del 48, su desprendimiento del calor de hogar en Villavicencio, hasta el drama de su amante Matilde, esta quizás la parte más emotiva y más completa en el desarrollo de la historia de Hendrik.


El desarrollo de los dramas personales conlleva el drama de la sociedad colombiana por culpa de la violencia, pero es la vida de Hendrik la que verdaderamente importa.


Por eso parecieran artificiosas las pesadillas que precisan momentos en la vida del Führer, que aparecen en la novela como generación casi espontánea pero que, si se suprimieran, no alterarían para nada la historia de Hendrik.


El segundo Pfaltzgraf en mi vida lo contiene, sin lugar a dudas, una excelente novela.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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