Voluntad para construir

Así mismo, es menester que las palabras se respalden con acciones concretas de las dos
partes; estos gestos ayudan a destrabar las negociaciones y a zanjar diferencias.

Desde el viernes de la semana pasada, el presidente de la república, Iván Duque, comenzó reuniones con diferentes sectores institucionales, sociales y políticos, en busca de salidas a la crisis sin precedentes en que se encuentra el país desde el 28 de abril. Ayer se reunió con el comité paro. Es posible que estos primeros acercamientos no rindan frutos de manera inmediata, pero significan un gran progreso en esta compleja situación.

Los grandes y graves problemas que aquejan a la nación vienen de vieja data y no se resolverán en esta mesa de negociación, eso es cierto; sin embargo, es necesario dar los primeros pasos para avanzar en el camino de la construcción del país que todos queremos. 

El paso inicial y más importante consiste en decidirnos por el camino del diálogo y no por el de las vías de hecho.

El tono de las conversaciones ha de ser franco, cordial, inteligente, despojado de resentimientos y con un propósito definido, cual es el de construir acuerdos y tomar decisiones que beneficien a todos los colombianos. Además de constructivo, el diálogo debe ser útil. No se trata solamente de que los promotores del paro extiendan una lista de necesidades irrealizables y de que el gobierno tome nota. Esta debe ser una conversación en que los participantes pueden llegar a conclusiones que conduzcan a soluciones. Es necesario para las partes dejar a un lado los resentimientos, y despojarse de prejuicios y recelos. 

Lo más importante para alcanzar resultados favorables para todos es que las partes demuestren la voluntad de encontrar salidas conjuntas a la crisis, a pesar de las diferencias; así mismo, entender las necesidades del otro, atender las peticiones y encontrar el punto medio en los temas  más álgidos; en fin, estar a la altura de las circunstancias. Así mismo, es menester que las palabras se respalden con acciones concretas de las dos partes; estos gestos ayudan a destrabar las negociaciones y a zanjar diferencias.

Este es un gran desafío, no solamente para el Gobierno nacional, sino para todas las instituciones y la sociedad colombiana en general. Es necesario aprender la lección de que por la vía del diálogo, de la construcción de proyectos colectivos, del reconocimiento de las ideas y de los pensamientos del otro se consiguen resultados provechosos para todos, y no como lo hemos hecho siempre, por medio del uso de la fuerza, de la violencia y de las armas.

EL NUEVO DÍA

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