Necesarias aclaraciones

Es necesario recuperar la confianza en las instituciones y en las actuaciones de nuestros dirigentes, y esto solo se logra con transparencia en los actos de los funcionarios.

En abril, en un debate de control político, el concejal Rubén Darío Correa lanzó serias acusaciones en contra del gobernador del Tolima, Ricardo Orozco, relacionadas con una construcción en el Cañón del Combeima. Según el cabildante, el mandatario seccional está construyendo una lujosa casa en el sector de Valle Escondido, violando normas urbanísticas y en zona de alto riesgo. Esta semana Correa publicó nuevas denuncias en las que añade un video en que el gobernador supuestamente se encuentra en el lugar mencionado, y agrega las quejas de algunas personas que afirman que son trabajadores de la obra y no les han pagado debidamente sus salarios.

Las aseveraciones del concejal son delicadas, pues se trata nada menos que de la más alta autoridad del Departamento, quien deber ser el primero en acatar las disposiciones legales para dar ejemplo a sus coterráneos. En las complejas circunstancias por las que atraviesa el país, cuando existe desconfianza en la gestión de los gobernantes, cuando hay un hartazgo evidente con la corrupción y la impunidad, y un descontento social por la inequidad reinante, es necesario que los gobernantes y los demás funcionarios aclaren si señalamientos como estos carecen de fundamentos.

Si el gobernador no tiene nada que ver con dicha construcción, bien podría salir a aclarar a los ciudadanos, e interponer las acciones pertinentes en contra del concejal. Por otra parte, si la construcción no es el gobernador, pero sí existe y está violando las normas urbanísticas y de protección ambiental, las autoridades correspondientes han de intervenir e imponer las sanciones a que haya lugar, sin importar a quien pertenece el predio. Por el contrario, si se trata de meras especulaciones por parte del concejal y todo está en orden,  debe ser requerido para que no continúe lanzando acusaciones infundadas.

Cuando Correa hizo las primeras denuncias, Orozco dijo, sin mencionarlo, que no respondería a “estupideces” y “fantasías macondianas”, a quienes andan en busca de votos y creen que los conseguirán atacándolo. Ante los más recientes señalamientos, el mandatario no se ha pronunciado. En todo caso, lo más importante es la claridad. Los ciudadanos ya no aguantan más la corrupción, el engaño, el cinismo, la impunidad y que el cumplimiento de las normas solo sea para los de ruana. Es necesario recuperar la confianza en las instituciones y en las actuaciones de nuestros dirigentes, y esto solo se logra con transparencia en los actos de los funcionarios.

El Nuevo Día.

Comentarios