Una gran lección al mundo

“Esos miles de hombres y mujeres que viven en las distintas ciudades de país, a merced de su suerte en las calles, han sufrido siempre no solo el marginamiento y el desprecio de la gran mayoría, sino la persecución, incluso mortal, de algunos que ni siquiera reconocen su condición de seres humanos”.

En días pasados, las imágenes de un habitante de calle, en Bucaramanga, que celebró de manera muy amorosa el cumpleaños a uno de los dos perros que lo acompañan, recorrió las redes y medios de varios países, en tanto en la actitud del joven se podían interpretar múltiples mensajes, todos ellos positivos y que, en últimas, rescataban para las personas que viven en condiciones como la suya, la idea fundamental de que, a pesar de su desgracia económica o los problemas que afronta, son personas merecedores de toda consideración y respeto por sus derechos.

El acto tierno de José Luis Matos, que es su nombre, para con Shaggui y Nena, que es como llamó a sus dos inseparables compañeros caninos, ha hecho reflexionar a decenas de miles de personas sobre las necesidades, pero también sobre la calidad humana de las personas en condición de calle. Esos miles de hombres y mujeres que viven en las distintas ciudades de país, a merced de su suerte en las calles, han sufrido siempre no solo el marginamiento y el desprecio de la gran mayoría, sino la persecución, incluso mortal, de algunos que ni siquiera reconocen su condición de seres humanos, de miembros de una sociedad y de individuos no solo con familias, historias y sentimientos, sino también con derechos y necesidad de apoyo y protección.

Los agudos procesos violentos que han vivido por décadas las zonas rurales han desplazado hacia las ciudades millones de personas en ese tiempo, algunas de las cuales sucumben en medio del abandono y la pobreza y terminan poblando las calles; otros llegan a ella impelidos por la violencia intrafamiliar que los lleva a sentir que están más seguros fuera del hogar; la miseria, las decisiones equivocadas, pero sobre todos las drogas, son también razones que llevan a una persona a vivir en las extremas condiciones de la intemperie y quedar a disposición de la violencia de la calle.

El video que captó el amor que siente José Luis Matos por sus perros ubicó a la gente en una perspectiva diferente sobre los habitantes de calle y esto tiene la importancia de rescatar valores y emociones en el conjunto social que nos recuerdan que la solidaridad, en lugar del repudio o la persecución, puede ser la vía por la que se pueda, si no acabar con el problema, sí dignificar la vida de muchos de ellos, e incluso su rescate de la mendicidad, para que puedan regresar a roles de vida constructivos, productivos y satisfactorios.

EL NUEVO DÍA

Comentarios