El lavado de tanques en temporada de lluvias muestra falta de previsión

Esta fue una muestra de gran imprevisión por parte del Ibal, que los ibaguereños debieron pagar. No se explica cómo se programan las actividades de la entidad.

Desde el comienzo del año, el Ideam informó que la etapa de lluvias intensas en la región Andina se extendería hasta mediados de junio. Las fuertes precipitaciones han ocasionado inundaciones, deslizamientos, obstrucción y daño de vías, y lo más preocupante para la mayoría de los ibaguereños, la suspensión permanente del servicio de acueducto, debido a la gran cantidad de lodo que baja por el río Combeima y sus afluentes, que tapona la bocatoma e impide que el agua se pueda tratar.

En medio de esta circunstancia, el Ibal programó, el miércoles de la semana pasada, un lavado general de los tanques, que obligó a suspender el agua durante todo el día en toda la ciudad. Esa noche y las siguientes cayeron fuertes aguaceros, con lo cual el servicio no se pudo restablecer con normalidad y, en consecuencia, la ciudad debió sufrir cuatro días de sequía.

Clínicas, hospitales, colegios, universidades y empresas enfrentaron una verdadera emergencia. La situación fue angustiante para los dueños de negocios; particularmente los restaurantes padecieron serias dificultades para brindar un adecuado servicio a sus clientes. 

En las redes sociales circularon imágenes de ciudadanos desesperados, en el centro de la ciudad salieron a aprovisionarse de agua en los hidrantes ante la incapacidad de la empresa de acueducto para llevar agua en carrotanques a todos los sectores. Esta fue una muestra de gran imprevisión por parte del Ibal, que los ibaguereños debieron pagar. No se explica cómo se programan las actividades de la entidad.

Es evidente que existe una gran distancia entre los anuncios de la Administración municipal y la realidad que deben vivir los ibaguereños. Mientras en la Alcaldía se habla de promover el turismo, impulsar las actividades culturales y apoyar la labor de los sectores comerciales, hoteleros, de restaurantes y bares, los empresarios deben ofrecer sus servicios en precarias condiciones, sin respaldo institucional y sin la infraestructura que requieren para desarrollar sus actividades en forma eficiente.

Es urgente que la Alcaldía y el Ibal encuentren soluciones a tan complicada situación. Los ciudadanos están desesperados, y ya no aceptan más excusas ni el anuncio de obras que no se concretan.

 

El Nuevo Día

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