Educar sobre reciclaje es una necesidad para la ciudad

Las rutas del reciclaje, las propuestas de trabajo comunitario con los residuos sólidos y el reciclaje en general, son intentos que fracasan más temprano que tarde, la mayoría de las veces por la falta de conocimiento, o por desconfianza o inconsciencia de la ciudadanía, además de la inconstancia de los gobiernos.

 

Desde hace unas pocas décadas el mundo, particularmente los países más desarrollados de Europa, comenzaron a ver la basura con otros ojos y a pensar en la manera de contribuir a un mundo mejor desde cada uno de los hogares, mediante el pequeño, pero significativo trabajo que cada persona podría hacer si comenzaban a implementar distintas técnicas de reciclaje.

Lo hicieron, y con el paso del tiempo se establecieron en estos países sistemas altamente tecnificados y eficientes que hoy les permiten, no solamente gozar de los beneficios de un medio ambiente más sano, sino, incluso, de una industria próspera en algunas naciones.

Lo que fueran casi excéntricas empresas procesadoras de material reciclable o de residuos sólidos en la década de los 90, son hoy, en el viejo continente, parte de una actividad normal de las ciudades y Estados, mientras que aún hoy para nosotros, en algunos casos medio siglo después, sigue siendo un asunto bastante desconocido y las que fueron soluciones en esos países, hoy aún nos parecen proyectos incomprensibles, sobre los que se desatan agudos e interminables debates que, finalmente, no concluyen en decisiones productivas para las ciudades que, como la nuestra, requieren no de uno, sino de varios avances en este campo.

Las rutas del reciclaje, las propuestas de trabajo comunitario con los residuos sólidos y el reciclaje en general, son intentos que fracasan más temprano que tarde, la mayoría de las veces por la falta de conocimiento, o por desconfianza o inconsciencia de la ciudadanía, además de la inconstancia de los gobiernos.

En algunos lugares hacen un esfuerzo en este campo, con propuestas como programas de compostaje con los residuos orgánicos que pueden servir como abono tanto en vecindarios abiertos, como conjuntos residenciales y zonas veredales, por ejemplo.

Aunque se esté aún muy lejos de una solución final, estos esfuerzos son muy importantes, en tanto sirvan para formar personas mejor informadas y, por lo tanto, más conscientes y dispuestas a redirigir sus costumbres de vida hacia la salud de su entorno próximo y del medio ambiente mundial.

El Nuevo Día

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