La incertidumbre del intercambiador vial de la 60

“Reversazos” como este dejan muchas dudas acerca de la solidez en la planificación de las obras de la Alcaldía.

Una de las promesas de campaña de Andrés Hurtado fue la construcción del intercambiador vial de la calle 60, obra que se había planteado desde la desafortunada  administración de Luis H. Rodríguez.

En mayo de 2020, el Concejo autorizó un empréstito por $105.000 millones de pesos, de los cuales se destinaron $40.000 millones para esta “megaobra”. En julio del año pasado, el alcalde anunció que se había adjudicado el contrato para los estudios y diseños.

Al comienzo de este año, el secretario de Infraestructura, Diego Herrán, informó que en julio comenzaría a ejecutarse esta, la “obra insignia” de Ibagué, y que permitirá “trasladar la ciudad a la modernidad”. El funcionario explicó que el proyecto incluye un puente elevado y una glorieta sobre la carrera Quinta, y un deprimido en la calle 60, y que se ejecutaría en 18 meses. Estamos en agosto y el inicio de los trabajos está cada vez más embolatado.

La semana pasada el secretario de Infraestructura informó que la Alcaldía recibió los diseños y que se encuentran en análisis por parte del equipo técnico de esa dependencia y de la interventoría. Añadió que el proyecto se amplió para hacer un deprimido de más de 300  metros que afectará también parte de la carrera Sexta. En este caso hay un buen número de predios (alrededor de 50) que la Alcaldía tendría que negociar.

El proyecto de tres niveles cayó mal entre los vecinos de la carrera Sexta que se sienten perjudicados, porque sus negocios quedarán en el deprimido, por lo cual expresaron su rechazo a la obra y le pusieron el nombre de “Monstruo de la 60”.

El pasado domingo se cumplió un debate en el Concejo en el que se presentaron serios cuestionamientos al proyecto. En primer lugar, se expuso que no hay recursos suficientes, pues prácticamente se duplicó el presupuesto, al pasar de los $45.000 millones aprobados, a cerca de $90.000 millones; además, se afectarían cerca de 60 negocios que tendrían que desaparecer. Las críticas también han llovido porque se ha señalado que esta no es una obra prioritaria y no resuelve los graves problemas de movilidad que tiene la ciudad.

Luego del debate, el alcalde Hurtado le salió al paso a la controversia y anunció que existe una nueva propuesta de diseño y que no se construirá deprimido, con lo cual el proyecto se ajustaría al presupuesto inicial.

Se desconoce el origen de los estudios exprés que permitieron eliminar, de un día para otro, parte de una obra que se promueve como “insignia” de la ciudad. “Reversazos” como este dejan muchas dudas acerca de la solidez en la planificación de las obras de la Alcaldía.

El Nuevo Día.

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