El turismo como eje de desarrollo de Ibagué, ¿una vana ilusión?

En definitiva, si Ibagué pretende ser un destino turístico se debe trabajar con ahínco para superar las fallas y comenzar crear la conciencia de que esta es una meta de ciudad.

Mucho se ha hablado en Ibagué de sus atributos en cuanto a sus extraordinarios recursos naturales y su localización estratégica que la hacen un lugar privilegiado para el turismo; sin embargo, por sí solos, no son suficientes para lograr este propósito.

Existen múltiples factores, algunos solucionables en el corto plazo y otros no tanto, que influyen para que los turistas no lleguen durante todas las épocas del año, elijan otros destinos y pasen de largo por nuestras carreteras.

No hay que negar que la ciudad ha avanzado en materia de oferta en turismo de aventura y descanso, pero este tipo de visitantes se concentra en las temporadas vacacionales y en los puentes. Lamentablemente, esto no alcanza para que el turismo sea una opción de desarrollo para los ibaguereños. 

En el Bureau de Ibagué se están explorando otras opciones y son las relacionadas con el turismo de negocios, que consiste en la organización de congresos y ferias que podrán atraer un buen número de visitantes durante todo el año. Para esta oferta, Ibagué cuenta el centro de convenciones y otros lugares como el Panóptico y el Conservatorio, que son alternativas viables para esta clase de eventos.

 Para el futuro se tiene prevista la construcción de un centro multipróposito cerca al aeropuerto Perales. Para este proyecto, la Cámara de Comercio de Ibagué (CCI) y la administración local firmaron un acuerdo de voluntades en que la CCI aporta 10.000 millones de pesos para los estudios de factibilidad.

También existen otras apuestas llamativas, como el aviturismo, que no han sido lo suficientemente exploradas y que requieren personal especializado en estos temas, que se puede formar en las universidades de Ibagué y el Tolima. 

Todos estos propósitos parecen prometedores, pero existen obstáculos, que por el momento parecen insalvables. El primero tiene que ver con la deficiente conectividad de la capital por vía aérea. Los pasajes son muy costosos, los vuelos y las rutas son escasas y la operación del aeropuerto es limitada por su ubicación y la falta de radioayudas.  Pese a que la Aeronáutica Civil ha estado en busca de nuevas aerolíneas, no hay muchas empresas interesadas en operar desde Perales. Otros factores que juegan en contra tienen que ver con el mal estado de las vías, la caótica movilidad y la deficiente prestación de servicios públicos.

La falta de formación del personal que debe atender a los turistas es una debilidad que, con perseverancia, se puede corregir. En la ciudad no se ha puesto el suficiente interés en la prestación de un buen servicio al cliente; el trato para turistas y lugareños deja mucho que desear. En segundo lugar, si se espera la llegada de visitantes extranjeros es necesario el dominio de una segunda lengua, algo sobre lo cual no se ha avanzado.

En definitiva, si Ibagué pretende ser un destino turístico se debe trabajar con ahínco para superar las fallas y comenzar crear la conciencia de que esta es una meta de ciudad.

 

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