La pesadilla de las obras de la jornada única

En el caso de la infraestructura escolar sí debería hacerse una exigencia enérgica por parte de los ibaguereños para que no se vulnere más el derecho a la educación de millares de niños y jóvenes.

El año no arrancó bien para miles de escolares de 15 instituciones educativas de Ibagué, cuyas sedes están siendo remodeladas y ampliadas desde hace más de cinco años y que ven con desesperación como pasan los días y los trabajos no concluyen.

 Los estudiantes de los colegios inconclusos deben recibir clases en alternancia, en virtualidad, hacinados o en lugares poco aptos para la enseñanza. Ante esta realidad muchos padres de familia decidieron buscar otras instituciones en donde les garanticen mejores condiciones, pues saben que el rendimiento académico de sus hijos se está afectando.

Uno de los casos es el de la Institución Educativa la Sagrada Familia, cuyos estudiantes acudieron el lunes para iniciar sus clases y se encontraron con las puertas cerradas de la institución. Las obras no han terminado y tampoco tienen pupitres, motivo por el cual los alumnos se vieron obligados a volver a la virtualidad, por este primer semestre, pese a que en días anteriores les habían indicado que en marzo entregarían la sede. Esto los llenó de indignación y decidieron hacer un plantón en la carrera Quinta para expresar su inconformidad. 

Esta situación no es exclusiva de Ibagué, pero aquí se presentan los proyectos que registran los mayores retrasos. En total son 68 instituciones en todo el país que no han sido concluidas, circunstancia que llevó a la Procuraduría General de la Nación a requerir información al Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Escolar (FFIE), entidad del Ministerio de Educación Nacional que se encuentra al frente de los proyectos.

Desde el año pasado se han celebrado reuniones, pero la paciencia de los padres de familia, docentes y estudiantes llegó su límite y ya no quieren oír más explicaciones, ni excusas, ni conocer nuevos compromisos por parte del FFIE. En resumen, están hartos del carameleo y de la falta de claridad sobre lo que realmente sucede con las obras.

A pesar de que los retrasos, las adiciones presupuestales, las obras inconclusas, mal terminadas, abandonadas e inservibles son una infortunada constante en la ejecución de proyectos públicos en Colombia, ante la cual los ciudadanos nos hemos tornado indiferentes, en el caso de la infraestructura escolar sí debería hacerse una exigencia enérgica por parte de los ibaguereños para que no se vulnere más el derecho a la educación de millares de niños y jóvenes.

 

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