Los culpables del basurero

Los problemas de esta índole se multiplican en la calle 60 y zonas aledañas, en la famosa Zona G de la Macarena, en el centro de la ciudad, en el Jordán, lugares donde los ciudadanos han visto crecer de manera desproporcionada las basuras.

Quiénes son los responsables del problema de las basuras en Ibagué? La respuesta es: todos los ibaguereños. ¿Quiénes tienen la solución? Todos los ibaguereños.

Porque no se trata simplemente de un problema de recolección o de disposición de residuos. Se trata de que Interaseo no cumple, Ibagué Limpia es inoperante y la administración local se desentendió; sin embargo, lo más inquietante es que la mayoría de los ibaguereños bota sus desperdicios a la calle o no le interesa lo que sucede, mientras que los demás ciudadanos son testigos impotentes de la expansión del enorme basural.

Hoy nos referiremos a unos de los culpables de que la ciudad esté inundada de basura: los restaurantes y gastrobares. Con el escudo de la reactivación de la economía, primero, y luego con la creación de las zonas ADN para atraer turistas en Ibagué, aumentaron de manera descomunal los negocios de comidas, que tienen desesperados a los vecinos que les tocaron en suerte, porque carecen de depósitos para la basura y arrojan sus desperdicios a las calles a cualquier hora, sin que reciban siquiera un llamado de atención por parte de la Alcaldía de Ibagué.

Los dueños de estos negocios están en la obligación de tener un lugar adecuado para depositar sus desechos y esperar al recorrido del carro recolector para sacarlos. Pero, ¿quién los vigila? ¿Quién verifica si cumplen las normas? ¿Qué sanciones han recibido por arrojar basuras a deshoras y en cualquier esquina? A los ciudadanos solo les queda lamentarse por las redes sociales y exponer a los incívicos, a quienes parece no importarles que vulneran los derechos de sus vecinos y los exponen a un ambiente insalubre y a la proliferación de roedores.

Los problemas de esta índole se multiplican en la calle 60 y zonas aledañas, en la famosa Zona G de la Macarena, en el centro de la ciudad, en el Jordán, lugares donde los ciudadanos han visto crecer de manera desproporcionada las basuras, que no solo son un problema estético que afea la ciudad, sino que son focos de contaminación y que, además, taponan las alcantarillas y ocasionan graves inundaciones cuando llueve.

La pedagogía es importante, el asesoramiento también lo es, pero estas actividades deben ir acompañadas de sanciones para aquellos que se niegan a acatar las normas y perjudican a los demás. Una combinación equilibrada de estas tres acciones puede recuperar la ciudad, pues, desafortunadamente, los ibaguereños se habituaron a verla sucia y desordenada. Lo que se observa es que aumenta el desprecio por los espacios públicos y cada vez en más y más calles hay basureros a cielo abierto.

Las respuestas de los responsables de Ibagué Limpia y la Secretaría de Ambiente que brindaron en entrevista con este medio de comunicación no fueron convincentes y dejan entrever que es muy poco lo que pueden hacer para meter en cintura a Interaseo y a los dueños de negocios que arrojan impunemente sus basuras a las calles. ¿Y las sanciones que contempla el código de Código Nacional de Seguridad y Convivencia? ¿No proceden en estos casos?

Este es un dramático llamado a que todos los ibaguereños pensemos un poco en lo que le espera a la ciudad si seguimos por el camino mugriento del desgreño y el abandono.

El Nuevo Día

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