El abandono de las vías terciarias de Ibagué

A un poco más de diez meses de que culmine el actual gobierno, los campesinos de estos
sectores pierden las esperanzas de que el alcalde Andrés Hurtado cumpla las promesas
que les hizo en campaña.

En la zona rural de Ibagué se cultivan alimentos que surten diversos centros de acopio del país, pero los campesinos pasan graves dificultades para sacar sus productos debido al pésimo estado en que se hallan las vías terciarias.

Por este motivo, los costos del transporte se encarecen y las cosechas corren el riesgo de echarse a perder. Esta actividad es fuente de ingresos para el municipio y sus habitantes; sin embargo, este viacrucis diario es ignorado por los gobernantes.

Este medio de comunicación publicó recientemente un reportaje con dicientes fotografías del calvario que padecen los habitantes de Dantas y Laureles. En este sector se producen alimentos como arracacha, fríjol, alverja, granadilla, lulo, tomate de árbol, café, caña, panela, que abastecen mercados de Ibagué, Bogotá y Cali.

Los habitantes expresaron su descontento porque aseguran que la Alcaldía no invierte en la carretera. En muy pocas ocasiones se ha enviado maquinaria, que se ha empleado solo para despejar la vía cuando se registran derrumbes, lo cual es un alivio transitorio, pero no se ejecutan labores de reparación o mantenimiento. 

Los lugareños han recibido la visita de funcionarios municipales que conocen la crítica situación; se han conformado mesas de trabajo, la administración adquiere compromisos, presenta propuestas y expone proyectos que luego no se traducen en obras.

Ante las dificultades que tienen para sacar sus cosechas, los campesinos optaron por destinar parte de sus menguados ingresos para alquilar maquinaria, con el fin de hacer transitable la vía en los sectores más críticos, pero sus esfuerzos son a todas luces insuficientes y las soluciones son poco seguras.  

En San Juan de la China y China Alta sucede algo similar; la maquinaria que llevaron estaba dañada, ante lo cual los habitantes salieron de las fincas, se conformaron en cuadrillas y con sus herramientas (azadones, picos y palas) tratan de hacerle mantenimiento a las carreteras.

Pero no solamente están en riesgo las cosechas; en estas condiciones se están vulnerando los derechos a la salud y la educación de los residentes, porque en caso de emergencia es prácticamente imposible trasladar a un paciente a un centro asistencial y los niños no pueden acudir a la escuela.

A un poco más de diez meses de que culmine el actual gobierno, los campesinos de estos sectores pierden las esperanzas de que el alcalde Andrés Hurtado cumpla las promesas que les hizo en campaña.

 

EL NUEVO DÍA

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