Blanco y negro de la reforma laboral

Está en manos de los congresistas el estudio del proyecto e introducir los cambios que no arriesguen el futuro de las empresas, pero que permitan mejorar las condiciones de los trabajadores.

Por estos días se debate en el Congreso la reforma laboral con la que se pretende mejorar las condiciones de millones de trabajadores colombianos. Los empresarios han expresado su desacuerdo porque consideran que incrementa los costos de producción, con lo cual disminuiría el empleo y aumentaría la informalidad.

El proyecto, que busca recobrar derechos individuales y colectivos de los trabajadores, incluye, entre otros, los siguientes puntos: privilegia la contratación a término indefinido y limita los contratos a plazo fijo y tercerizados; recupera la jornada diurna entre las 6 de la mañana y las 6 de la tarde y la nocturna entre las 6 de la tarde y las 6 de la mañana; modifica el costo de los recargos dominicales y festivos; establece un preaviso de 30 días para que el empleador dé por terminado el contrato laboral y fija dos licencias obligatorias (para atender citas médicas programadas o de urgencias y para acudir a reuniones de los hijos); redefine el derecho a la huelga y lo garantiza para trabajadores no sindicalizados; ordena que se incremente el sueldo en el mismo porcentaje del IPC para trabajadores que devenguen hasta dos salarios mínimos y crea la modalidad de jornal agropecuario.

En el lado de los que se oponen se encuentran la procuradora Margarita Cabello, los partidos Conservador y Centro Democrático, y los gremios económicos, que aseguran que como está planteada la reforma puede traer consecuencias nefastas como la contracción de la industria, la pérdida de empleo y recesión económica; además, perjudicaría a las pequeñas y medianas empresas, que representan el 90 % del aparato productivo del país, porque aumenta el 30 % de los costos laborales. Adicionalmente, puede desestimular la contratación y fomentaría, aún más, la informalidad.

Por el contrario, la representante a la Cámara por el Tolima Martha Alfonso dice que la reforma es progresiva y busca recuperar los derechos laborales que se han ido perdiendo, bajo la promesa de generar más empleo y avanzar en la industrialización. Las anteriores reformas no lo consiguieron, pero sí desmejoraron las condiciones de los asalariados.
En Ibagué, con alta informalidad, desempleo, sin industrias, con una gran dependencia del comercio y con la mayor parte del tejido empresarial constituido por microempresas, el impacto de la reforma es incierto.

Está en manos de los congresistas el estudio del proyecto e introducir los cambios que no arriesguen el futuro de las empresas, pero que permitan mejorar las condiciones de los trabajadores.

EDITORIAL

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