Elecciones de alto riesgo

El manejo de dineros de dudosa procedencia para destinar a la compra de votos es otra de las amenazas a las elecciones. En algunas regiones se mueven exorbitantes sumas de dinero que desequilibran la balanza en favor de quienes recurren a estos apoyos non sanctos.

Estamos a pocos meses de las elecciones de octubre que buscan la designación de los nuevos gobernadores, alcaldes, concejos y asambleas para el próximo cuatrienio. Estos serán unos meses difíciles, ya que existen diversas circunstancias que ensombrecen el proceso.

El más preocupante tiene que ver con las intimidaciones a los candidatos y la injerencia que quieren tener en los comicios grupos violentos como las disidencias de las Farc, el ELN y el Clan del Golfo. En el Tolima, de acuerdo con la Misión de Observación Electoral (MOE), ya se han reportado dos asesinatos, dos atentados y tres amenazas en contra de actores políticos.

Hay otras estrategias para influir en los resultados que no son tan visibles, pero por ello no son menos dañinas. La tentación de muchos gobernantes por incidir en la elección de su sucesor hace que se acelere la entrega de contratos, que se inauguren obras, que se pavimenten calles olvidadas y que se presione a contratistas y líderes comunales para que “colaboren” con determinada campaña, so pena de ser excluidos de los presupuestos estatales.

Otro fenómeno recurrente es el de la trashumancia electoral o “trasteo de votos”, como se conoce popularmente, y que tiene por objeto alterar los resultados electorales en determinados lugares. Carmen de Apicalá, Suárez y Cunday son los municipios tolimenses que registran inscripciones de cédulas con un crecimiento fuera de lo común y que por lo tanto ameritan una vigilancia especial.

Luego se encuentran las campañas “sucias” con las que se busca atacar a los oponentes con información falsa, engañosa o francamente ofensiva. Al respecto, el coordinador en el Tolima de la MOE, Cristian Martínez, advierte que gran parte de la contienda política se desarrolla ahora en las redes sociales y que allí el lenguaje agresivo es el predominante, hecho delicado, pues puede desencadenar actos de violencia física. Por eso hace un llamado a los candidatos, a los líderes políticos, a los partidos y a las autoridades para que sus mensajes sean mesurados y no inciten al odio.

El manejo de dineros de dudosa procedencia para destinar a la compra de votos es otra de las amenazas a las elecciones. En algunas regiones se mueven exorbitantes sumas de dinero que desequilibran la balanza en favor de quienes recurren a estos apoyos non sanctos.

En medio de esta barahúnda se encuentran los electores que están en el deber de aguzar el sentido crítico y la capacidad de discernimiento, para adoptar una postura independiente y no dejarse gobernar por las campañas hostiles, por la compra de votos o las presiones ilegales. Hay que elegir a conciencia.

EDITORIAL

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