Las imágenes que circularon por las redes sociales mostraron la magnitud de los daños. En estos casos, la capacidad de los bomberos es insuficiente para atender todas las llamadas, pues los percances se multiplican a lo largo y ancho de la ciudad
En los barrios Santofimio, Yuldaima, Ricaurte y Avenida, y en la plaza de mercado de la 21 colapsó el alcantarillado. Aunque en apariencia no exista relación alguna, la basura tiene mucho que ver con los desastres que dejan las lluvias. Cuando los ibaguereños arrojan sus desperdicios a las calles y usan de las fuentes hídricas como botaderos de muebles, escombros y toda clase de desechos, los colectores de aguas lluvias se rebosan y se saturan cuando llueve.
En Ibagué, las borrascas ocasionan graves emergencias como caída de árboles y daños en las viviendas; si a la fuerza de los vientos y la cantidad de agua que cae se añade que las alcantarillas y sumideros están colmados de basuras y sedimentos, aumentan las posibilidades de que se presenten desgracias mayores.
Los bomberos y los demás organismos de socorro están dispuestos para ayudar en casos de inundaciones y otros daños que deja la lluvia, pero los ciudadanos están en el deber de limpiar los canales de aguas lluvias y los sumideros.
La empresa de recolección de basura puede pasar en los horarios establecidos, mas si los usuarios sacan sus desechos a destiempo, esta labor será siempre insuficiente. Lo mismo sucede con los “escobitas” que realizan su recorrido habitual, pero si después los ibaguereños arrojan papeles a su paso, no existe ninguna posibilidad de que la ciudad esté limpia. Si no se emplean correctamente las canecas dispuestas en las vías públicas y las calles son depositarios de papeles, vasos y toda clase de desechos, este servicio es inútil.
Es imperativo que los ibaguereños participen activamente en la prevención de los desastres. En este caso hay que ser conscientes de que arrojar basura a las calles y alcantarillas, y si no se limpian los canales de aguas lluvias de las hojas y sedimentos que se acumulan, los daños se multiplicarán.
Tradicionalmente, los meses de octubre y noviembre son de lluvias y es de esperar que en las siguientes semanas se presenten fuertes precipitaciones. Así que los ibaguereños deben ser conscientes de que si siguen arrojando desperdicios en cualquier lugar, las emergencias se seguirán presentando y los daños serán cada vez más graves.
Los desastres no se pueden achacar exclusivamente a los entes gubernamentales o la naturaleza, los ciudadanos también tienen su cuota de responsabilidad y deben contribuir en la mitigación de los riesgos.
Comentarios