La situación es preocupante y es que ahora cada vez que llueve de forma fuerte estudiantes y padres de familia tienen que ‘cruzar los dedos’ para que una pequeña quebrada no aumente su caudal y llegué hasta las instalaciones educativas.

Fanny Parra, docente de la institución, explicó que en la primera inundación de este año los 10 niños estaban en clase y ante la intensidad de las lluvias y observando que el agua se acercaba tuvieron que salir de la escuela en medio de la tormenta para evitar un incidente mayor.

En la segunda ocasión, los pequeños estudiantes de primaria y la docente llegaron y encontraron el salón inundado. El trabajo para limpiar y sacar el agua duró varias horas y lo hicieron con la ayuda de una persona de la comunidad.

En medio de la actual temporada invernal la alarma se mantiene en esta estructura educativa, que como la mayoría de las sedes rurales se caracterizan por tener diferentes problemas debido a la antigüedad de las construcciones.

La causa de las inundaciones no es nueva. Parra indicó que una pequeña quebrada que pasaba cerca al lugar había desaparecido y el camino que debía recorrer el agua fue tapado por los animales (ganado) que en su paso constante por el sector fueron aplanando el terreno.

Ahora, durante cada tormenta, el agua intenta conseguir su recorrido natural y al no encontrar su cauce, termina adentro de la escuela.

La solución inmediata que plantea la docente es que la maquinaria amarilla de la alcaldía haga presencia en el sector y excave para crear de nuevo el camino de la quebrada.

Esta solicitud ya habría llegado hasta el palacio municipal por cuenta de cartas y solicitudes hechas por la Junta de Acción Comunal de la Vereda y el Colegio San Juan Bosco al cual pertenece la sede El Cucharo.

Suministrada / VANGUARDIA