El chicharrón, chorizo y empanadas que venden en calles de Ibagué podría hacerle mucho daño

El chicharrón, chorizo y empanadas que venden en calles de Ibagué podría hacerle mucho daño
Crédito: Helmer Parra / vice.com / EL NUEVO DÍALos alimentos insalubres generan todo tipo de enfermedades. Imagen SOLO DE REFERENCIA.
Falta de higiene, malas prácticas, exponer los alimentos al sol y a la contaminación, son solo algunos de los factores que podrían afectarlo.
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Un buen trabajo hacen las autoridades para garantizar que todos los alimentos que los ibaguereños consumen por fuera de sus hogares no terminen produciendo severos casos de intoxicación, sin embargo, según advierten algunos expertos, aún hay mucho trabajo por hacer, pues es recurrente ver al cajero sin tapabocas, el cocinero probando la comida y el mesero con las manos sucias.

Y es que, si bien la preocupación por la calidad de los alimentos que los ciudadanos se llevan a la boca es un asunto reciente en el país, en Ibagué la Secretaría de Salud le ha ‘puesto el ojo’ a aquellos establecimientos comerciales que trabajan con comida, pero que son incapaces, por una serie de malas prácticas, de garantizar ciertos estándares de inocuidad.

“Cuando hablamos de falta de inocuidad, nos referimos a organismos que puedan generar enfermedades, los cuales pueden afectar la salud, ya sea desde la producción, el transporte y la venta. Ahora bien, desde que esto se empezó a hablar, quienes entran en manipulación con los alimentos tienen un compromiso con la sociedad de ofrecer productos libres de agentes biológicos, físicos o químicos que produzcan enfermedades”.

“En Ibagué, en el pasado 2022, se realizaron unos esfuerzos interesantes desde la  gestión de la Alcaldía, para ejercer mayor vigilancia y control, no solamente de los establecimientos comerciales, sino garantizando que las empresas en capacitación de manipulación de alimentos, estuviéramos haciendo bien las cosas”, comentó José Luis Serrato, ingeniero de alimentos y CEO de la empresa Ingenia BPM, encargada de fortalecer la industria de alimentos en el Tolima.

Lo anterior explica que en Ibagué se redujeran las cifras de Enfermedades Transmitidas por Alimentos, ETA, en las que las personas que sufrían intoxicación, debían pasar por náuseas, vómitos, diarrea y fiebre, entre otras. De acuerdo con el boletín epidemiológico n° 48, esta problemática atañe, más que todo, a otros municipios como Alvarado, Armero - Guayabal y Chaparral, entre otros, que hasta el 3 de diciembre, sumaron un total de 151 casos individuales.

Entre las acciones que ha tomado la Secretaría de Salud y que vale la pena mencionar, estuvo la inspección y verificación de las condiciones higiénicas y sanitarias de los establecimientos con venta y/o producción de tamales y lechonas, en el marco de las pasadas festividades, lo que provocó que no hubiera casos de intoxicación alimentaria.

A pesar de lo anterior, Serrato insistió en que existe una serie de dificultades que el municipio debe superar, con el objetivo de garantizar una mayor inocuidad alimentaria.

Poco personal

La primera de ellas está relacionada con una presunta falta de funcionarios que ha imposibilitado hacer, en todo momento, acciones de inspección y vigilancia, y que estas no estén condicionadas a una coyuntura (como las fiestas de San Juan y San Pedro) o las esporádicas denuncias realizadas por la comunidad a un establecimiento por incumplir normas sanitarias.

“Siento que la Secretaría de salud tiene un personal limitado, lo que provoca que la vigilancia en algunos casos se vea limitada a los casos que son denunciados. Esto es complicado, pues hasta  donde tengo entendido, el año pasado había apenas cinco inspectores en la parte de inocuidad, lo que es muy reducido para la cantidad de negocios que existen en la ciudad”, aseguró Serrato.

 

Cultura ciudadana

A pesar de que los trabajadores del sector alimentario deben contar con un carnet de manipulación de alimentos, el cual se logra después de un curso en el que se enseñan las buenas prácticas del sector, muchos ciudadanos deciden ‘pasar por alto’ las recomendaciones que allí se enseñan.

“Usted a veces va donde la señora que prepara alimentos y puede ver que tiene aretes, pulseras, anillos y ella no le ve la importancia al hecho de quitarlas, aun cuando ha recibido capacitación. 

“Precisamente esa era la queja que los entes de control nos hacían, pues a pesar de los cursos, se hacía caso omiso. A ello nosotros respondemos que eso se debe a una cuestión de falta de cultura ciudadana”, agregó.


Puestos ambulantes de comida

 

Ahora bien, aunque hacer seguimiento a las condiciones de salubridad de los alimentos que son ingeridos en los establecimientos comerciales legalmente constituidos es complicado, (más no imposible), el panorama es peor en el caso de los puestos ambulantes de comida, pues entra en contradicción el derecho al trabajo de una población vulnerable y la obligación de la administración por garantizar la inocuidad en los alimentos.

Lo anterior, debido a que este tipo de negocios, por sus características, hace que la comida esté expuesta al humo de los carros y a la descomposición por encontrarse en la vía pública, entre muchas otras cosas.

Sin embargo, Serrato argumenta que en términos de política pública podría ser engorroso el perseguir la venta o castigar el consumo en estos negocios, por lo que propuso una arriesgada tercera solución:

“Personalmente, yo nunca promuevo el consumo de productos ambulantes, pero desde el punto de vista de una buena política pública, se puede impulsar el establecimiento de espacios determinados para los vendedores ambulantes, en los cuales se pueda garantizar la inocuidad por medio del uso de gorro, el acceso a agua potable, el adecuado tratamiento de residuos sólidos y la correcta utilización del tapabocas, entre otros”.

“Para que eso suceda, debería haber un trabajo mancomunado entre la Secretaría de Salud y Espacio Público, donde se puedan garantizar los estándares de seguridad y se atiendan la problemática social y económica de muchas de las personas que deben recurrir al comercio informal”, concluyó.

 

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REDACCIÓN GENERALES

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