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No han pasado por inadvertidos los nuevos reductores de velocidad que se instalaron en varios puntos de la ciudad, toda vez que los mismos han dividido las opiniones de los conductores y peatones que hacen uso del espacio público.
Y es que el tema de estos dispositivos de tránsito vuelven a sonar una vez más en la ciudad, como consecuencia de los reclamos o agradecimientos que ha traído la disposición de los mismos para regular el tránsito en Ibagué.
Concretamente, los reductores se han ubicado por concepto de la Secretaría de Tránsito en vías principales de Ibagué, como es el caso de la Avenida Guabinal entre la glorieta del Éxito y Campiña, en la Pedro Tafur en frente al colegio Champagnat, en el barrio Industrial, en Praderas de Santa Rita, en el barrio Jardín y la calle 20 en el sur, cerca al Cantón Militar Jaime Rooke.
“Es importante decir que los mismos se instalan en razón de estudios que hemos realizado, así como órdenes judiciales y requerimientos ciudadanos. Una vez se determina que son necesarios, como para los estudiantes, allí se construyen”, comentó Ricardo Fabián Rodríguez, secretario de Movilidad de Ibagué.
Accidentes
EL NUEVO DÍA recorrió varios de los puntos en los cuales se han instalado los reductores de velocidad, para conocer qué impacto ha tenido la disposición de los mismos. Desde el lado de los conductores, todo parece indicar que, desde el momento en que fueron ubicadas allí estas estructuras para incidir temporalmente en la velocidad de los vehículos, no han sido pocos los que han sufrido accidentes de tránsito.
Con base a lo expuesto por algunos choferes de taxi y motociclistas, habría hecho falta socializaciones y mayor información con respecto a la instalación de estos reductores, toda vez que, con la precaria señalización en el área urbana, (puesto que muchas de las señales se encuentra obsoletas) y el deterioro de la malla vial, son varios los que manejan en Ibagué memorizando huecos, calles y reductores, por lo que encontrarse repentinamente con estas estructuras de concreto ha provocado que algunos terminen sobre la acera.
“En Ibagué, con tanto hueco y con señalización de tránsito tan inservible, lo que nos toca hacer a muchos es recordar dónde queda el cráter y el reductor decolorado, pero en el momento en que nos ponen una cosa de estas sin hacerlas conocer, lo que se presenta es que muchos de nosotros terminemos perdiendo la vida”, comentó un conductor.
Así las cosas, esta redacción pudo constatar como los automotores debían frenar en seco a escasos metros de estos dispositivos de tránsito, algunos perdían el equilibrio y otros alcanzaban a hacer sobresaltos, pues no se percataron de la presencia de estos.
Medida necesaria
En todos los puntos visitados, la comunidad destacó que las estructuras han resultado en pro del bien común, puesto que eran necesarios, teniendo en cuenta la cantidad de transeúntes, los estudiantes que debían desplazarse a sus zonas escolares y los puntos de paso obligatorio para llegar a los sectores residenciales donde estaba comprobada la alta tasa de accidentalidad.
“Antes cruzar esta vía era muy complicado, pues los automóviles, y sobre todo las motos, pasaban a toda velocidad sin siquiera darnos tiempo a nosotros; ahora, con ese reductor, la situación es magnífica porque hasta los adultos mayores pueden pasar con más tranquilidad”, comentó un vecino que, cada día debe peregrinar a su trabajo y cruzar la carrera 2 sur en el barrio Industrial.
Ello no es de extrañar, pues como explicó Rodríguez, algunos de estos dispositivos de tránsito son instalados gracias a una solicitud, un derecho de petición o una queja realizada por uno o más personas, como es el caso de la estructura ubicada en el Cantón Militar Jaime Rooke.
“Esta es una exigencia que veníamos haciendo desde hace mucho tiempo a las autoridades. Esperemos que con esto se ayuden a reducir los accidentes de tránsito”, comentó el concejal Lisandro Trujillo, quien aseguró que esto fue posible gracias a la solicitud realizada por la veeduría del dispensario médico.
Deterioro
Por otra parte, en conversación con demás actores viales, se afirmó que la coyuntura sirve para recordar el estado de deterioro en el que se encuentran otros reductores de velocidad, cuya utilidad, por lo menos, es puesta en duda.
En el caso de la estructura formada a base de concreto, los conductores insisten en que son varios los puntos en los cuales la pintura se ha ido desgastando, lo que produce que distinguir el reductor de la calzada, solo se logra cuando el vehículo ya sufre el impacto.
Asimismo, en lo que se refiere a los reductores de velocidad de resalto portátil, muchos de los cuales fueron instalados en la pasada administración de Guillermo Alfonso Jaramillo, los mismos, además de no estar produciendo ninguna utilidad pública, han generado un daño en la estructura de las vías. Como se puede observar en varios tramos de la avenida Ambalá, estos se encuentran hundidos, rajados y deformados.
Sobre este punto, el secretario afirmó que, en lo que queda de año, se rehabilitarán varios de los reductores que habían caído en el olvido pero que son importantes para la seguridad de los ibaguereños.
“Sobre los puntos que requieren de dichos elementos y dispositivos de seguridad que están deteriorados, he de decir que se encuentran incluidos en el Plan de Ejecución de este año, por lo que los reemplazaremos, en algunos casos, con asfalto y serán reforzados con la señalización”, concluyó.
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