No se deshaga ante los problemas

Problemas
Crédito: Archivo / EL NUEVO DÍA
Contenido Exclusivo
Más allá de la dura situación por la que esté pasando, no se deshaga ante ella. Tenga valor y mírese con compasión, afecto y amor. Trate de darle un significado propositivo a esa experiencia.
PUBLICIDAD

Hay personas que se ‘deshacen’ ante una dificultad. Se dejan llevar por el peso de esa difícil situación y la vida misma les duele tanto, que se atreven a pensar que han tocado fondo.

También se debilitan ante cada nuevo tropiezo y, casi sin darse cuenta, empiezan a distorsionar su realidad, al punto que la ven con tonos grises y con una profunda sensación de desaliento.

 Las expectativas frustradas, las decepciones, los yerros y hasta las mismas desavenencias en las que se sumergen terminan alojadas en un rincón de sus mentes, y desde allí se van consumiendo en medio de un sufrimiento constante y silencioso.

Por supuesto que, tras este panorama, estas personas no son capaces de pensar con claridad e incluso se ven atosigadas a la hora de tomar decisiones.

¿Pasa por alguna afugia en estos momentos?

Ha de saber que las dificultades están destinadas a despertarlo, no a desalentarlo. Me parece importante decirle que debe mantener una gota de serenidad y que tiene que guardar la mayor compostura posible para asumir el momento por el que está atravesando.

Si el mundo lo conlleva a momentos difíciles, lo peor que puede hacer es desanimarse. Lo importante es no dudar de su capacidad de resiliencia, ni mucho menos puede creer que todo está perdido.

Identifique qué es lo que le sucede, por qué está de capa caída, por qué llegó a esta penosa situación y, por supuesto, piense en una salida viable a eso que experimenta.

Respóndase esas inquietudes para determinar cómo cambiar este desalentador panorama. Haga un balance real sobre lo que ha hecho, analice en qué ha fallado, la actitud que ha asumido ante lo que afronta, en fin... Ese diagnóstico será clave para emprender las modificaciones que sean necesarias.

A veces no es que las cosas no funcionen, sino que está sembrando tristeza antes que esperanzas. La impaciencia puede hacer que tome medidas poco pensadas. 

Ojo, no todo es cuestión de análisis, también hay tiempo para abonar en la fe. Determine qué tanto tiene revitalizada su espiritualidad y qué tan directa, honesta y sincera ha sido su relación con Dios. Pídale al Creador sabiduría para que pueda avanzar.

También relájese y no se deje llevar por las tensiones. Lo anterior implica darse la oportunidad de enfrentar cualquier dolencia con dignidad.

No deje que todo gire alrededor del escepticismo; es decir, sea más propositivo y hágale caso a su intuición.

¡Claro está que si comete equivocaciones, no se olvide de enmendar! 

Le reitero que debe confiar siempre en el poder de la Misericordia del Señor, pues con la gracia de Él, sumada a una sana actitud, transformará y renovará su entorno.

¡Hágame caso!

¡CUÉNTENOS SU CASO!

Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan en la actualidad?. Veamos el caso de hoy:

problemaFoto: Pixabay

Testimonio: “No sé por qué, pero ya no disfruto lo que hago ni tampoco veo un horizonte que me permita proyectar mi vida. Paso por una rara oscuridad que no me deja aprovechar mi mundo. Usted me podría dar alguno de sus valiosos consejos. Gracias”.

Respuesta: “Todos experimentamos situaciones similares a la suya en algún momento. Es algo así como una incapacidad o dificultad para sentirse bien o proyectarse mejor.

¿Consejos? Le diría inicialmente que cada quien puede disfrutar la vida a su manera, lo importante es que en todo lo que haga trascienda o coseche experiencia.

Yo le podría plantear muchas sugerencias, tales como: sembrar semillas de esperanza, compartir con los demás, escucharse a usted mismo, sonreír, hacer lo que más le guste y agradecer por cada situación vivida.

Sin embargo, le cuento que cada día es un aprendizaje y en ese proceso le corresponde tomar decisiones que lo ayuden, tanto a conocerse mejor como a apuntarle a ser feliz.

Solo permítame recordarle una gran verdad: la vida no espera a nada ni a nadie. Solo vivirá de verdad cuando descubra cuál es su misión y, sobre todo, si se tiene confianza.

Arriésguese, confíe en usted mismo y tenga la certeza de que, más allá de que se equivoque, en todo yerro hay un aprendizaje.

Total: anímese a crear, a empezar de nuevo si es necesario, a construir, a compartir, a quererse y a valorar cada bendición recibida. ¡Es hora de sonreír y ser feliz, no más postergaciones!

Pídale a Dios que le brinde claridad, intuición y serenidad para asumir el reto de aprovechar el hecho de estar vivo.

DATO

 

Por más vulnerable que se sienta, tenga el tesón suficiente de afrontar la situación por la que está atravesando.  

¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!

Lo invitamos a seguir leyendo aquí 

https://digital.elnuevodia.com.co/library

Credito
EuclideS KILô ardila

Comentarios