Salsa: pasión y seducción para Carlos Andrade

HELMER PARRA – EL NUEVO DÍA
Su pasión por la salsa lo ha llevado a tener tres décadas de LP sino, además, un sólido grupo de amigos con quienes comparte anécdotas sobre su gusto.

El ibaguereño Carlos Andrade no sólo ha visto pasar los mejores años de la salsa de la mano de sus grandes exponentes, sino que también ha congelado en el tiempo esos recuerdos con los cerca de 35 discos Larga Duración (Long Play, LP) que conforman su colección.

En este conservado cofre mágico conviven Héctor Lavoe, La Sonora Ponceña, Bobby Valentín, Frankie Ruiz, la orquesta de Pedro Conga y Andy Montañez, entre otros, quienes dieron un vuelco total a sus gustos de rock de la juventud.

De hecho, este próximo licenciado en Inglés y Francés, de 25 años, completa cerca de 17 de admiración, desde cuando empezó a grabar música de las emisoras en los casi desaparecidos casetes y, luego, desde los discos compactos.

De amigos, búsquedas exhaustivas y hasta un detalle de una amiga muy cercana ha obtenido cada disco, pero uno de los más sacrificados es 'Sentimiento en Nueva York', de Ángel Canales, que hace ocho años adquirió por 150 mil pesos.

“Cuando comencé a coleccionar y admirar esta música, que es placer para mis oídos, empecé a valorarla; cualquier amante de la salsa o melómano ama el chasquido de la aguja al reproducir la pasta, que lo hace sentir original y motivado”, reconoce.


El compendio

Su abanico de 'pastas' va desde 1972, con el disco 'Rompecabezas', de Bobby Valentín, y pasa por el Grupo Niche y Héctor Lavoe, entre otros, hasta 1992, uno con la orquesta de Pedro Conga (de donde se dio a conocer Maelo Ruiz).

“Encontré el de Bobby Valentín, luego de Andy Montañez y de la Sonora Ponceña y fueron llegando poco a poco, averiguando con gente y amigos que los tenían arrumados en cajas; algunos me los regalaron, otros me cobraron mucho”, comenta.

Y cuando se le pregunta si siente que le queda algo por coleccionar, reconoce que “todo esto queda como tesoro”, porque, aclara, uno lo ve y siente ganas de más. En una época me volví loco por eso, pues es muy rico sentirse diferente a los demás y escuchar una música que no tiene cualquiera”.

De hecho, tiene en la mira un acetato de 1949 de Los Newyorkers, la primera orquesta en que estuvo Héctor Lavoe, disponible en un centro comercial de Bogotá, pero lo aleja su costo: más de dos millones de pesos.

Y concluye que “no definiría cuántas horas escucho música, sólo voy caminando y me conecto. A veces pueden ser 23 horas, a veces una hora, pero todo lo hago por el estado de ánimo”.

Al archivo físico le suma uno digital de casi 250 GB en canciones de salsa, unos 50 mil canciones, de grupos y artistas como Estrellas Caimán, orquesta La Conspiración, orquesta La Muralla y Tito Puente.

'Nostalgia' de Frankie Ruiz, con la Orquesta La Solución, es una de las canciones que más disfruta.

"La música en versión análoga (física) es más sensual que la digital", concluye Carlos Andrade.

Pasión instrumental

“Cuando uno siente la goma, el ritmo le despierta los sentidos, en especial el tacto. Al sentir el guaguancó, la guaracha, la charanga, el son y la conga, uno tiene que mover los dedos y los pies, el tacto se desarrolla y se comienza a simular la conga, el bongoe y las maracas”.

Así define Carlos Andrade el motivo por el que también guarda instrumentos como las maracas y el bongoe; de hecho, aclara que uno de sus sueños más aclamados desde niño ha sido formar una orquesta, pero por ahora comparte sus anécdotas y sus gustos con un grupo de amigos, mientras tanto.

“No se me han dado las cosas, pero hacemos encuentros salseros hablando, compartimos música y anécdotas. No es algo 'ñoño', pero sí algo particular y diferente”, puntualiza.


Credito
HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ

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