El que cumple los mandatos sabe para dónde va

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
« Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.

«  Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre. "Él replicó: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño". Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme”.  

Cristo busca la fidelidad a los mandamientos, ellos son la regla de oro para el perfeccionamiento de una vida humana. Se trata de darle una respuesta personal al Señor, es en otras palabras, la verdadera imitación de Cristo. Cuando descubrimos que se trata de identificarse con Cristo, comprendemos el ser propio de la vocación cristiana: La generosidad de corazón, la generosidad de espíritu, la generosidad para arriesgarlo todo por la causa del Señor, Marcos 10, 17-27.

Entender que los mandatos de Dios guardan un profundo misterio: Escuchar y obedecer, es la clave para corregir los desviados pensamientos humanos. Amar es la fuente de todos los mandatos, quien ama al Creador, está preparado para convivir perfectamente con los demás, para respetarlos, para honrarlos, y por supuesto el efecto tan olvidado en esta época moderna, nos olvidamos de amarnos a nosotros mismos, de estimarnos, de respetarnos, de no arriesgar nuestra dignidad. El que no ama está perdido. El mal es el ambiente de su propia inspiración.  

Cristo necesita muchas personas en el mundo que coloquen su granito de arena, que lo hagan convencidos de su propio ser, que se dejen inspirar por la Gracia de Dios, que no miren hacia atrás, que no se detengan ante ninguna perturbación, que asuman los retos que implica llevar a Cristo en el corazón: Cuida tu salud: Tendrás que amar en lugar de odiar; amar en lugar de condenar.

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