Tolima: un territorio formado con pinceladas de belleza natural

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A lo largo y ancho del departamento se cuenta con diferentes lugares que guardan un gran valor ambiental, por ello, se hace necesario conocerlos y protegerlos. Con el paso de los años, por fortuna, sigue creciendo la lista de activos ambientales.
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Tolima cuenta con una riqueza ambiental que genera gran orgullo, su ubicación geográfica permite que los habitantes  tengan una porción de los Parques Nacionales Naturales, varias reservas forestales, parques regionales, un distrito de conservación de suelos, cuencas hidrográficas, humedales, lagunas, cuevas, entre otras, todos ellos hacen parte de los activos ambientales.

Su protección y el logro de que sean reconocidas como tal, ha estado a cargo de la ciudadanía, comunidades y autoridades ambientales que trabajan arduamente, con el fin de que las futuras generaciones también puedan disfrutar y deleitarse de la belleza con la que contamos hoy. 

Las historias de dichas iniciativas sociales, en la actualidad hacen parte de la memoria de EL NUEVO DÍA, que desde sus páginas acompañó, en su momento, varios procesos de declaratorias y de defensa de los mismos. 

Suministrada / El Nuevo Día

Pinceladas de belleza

 

Una forma de proteger el gran potencial natural, es a través de las declaratorias de reserva en modalidades como Forestal, Distrito de Manejo Integrado (DMI), Parques Regionales Naturales, Parques Nacionales Naturales, Bosques Municipales y sus Planes de Manejo. En este día queremos recordar algunas de esas riquezas que entrega el medio ambiente.

Según estudios adelantados desde la academia, en el departamento se cuenta con los Parques Nacionales Naturales Los Nevados, el de Las Hermosas Gloria Valencia de Castaño (se ubica entre el Valle del Cauca y Tolima), asimismo, el del Nevado del Huila, a lo que se suman más de 70 áreas protegidas por Cortolima.

De la misma forma, se tienen las declaratorias de los Parques Naturales Regionales Páramo del Meridiano We’pe Wala, ubicado en Rioblanco, en límites con Valle del Cauca (2.848 Has); el Bosque de Galilea en la zona oriente entre Villarrica y Dolores (26.656 Has). También el de Anaime–Chilí, localizado en jurisdicción de Cajamarca, Ibagué, Rovira y Roncesvalles (12.947 Has).

Igualmente, hay una lista de predios denominados Reservas Naturales de la Sociedad Civil, que es la categoría privada de conservación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, Sinap.

Según definición de la organización WWF, cualquier persona puede establecer una, si tiene voluntad de hacer de su propiedad un lugar que aporte a la conservación de la riqueza natural del país. En la región se cuentan varias, entre ellas están Aguas Frías, Entreaguas, La Rivera, Santuario de la Palma de Cera, ubicadas en Ibagué.

También, Bosque La Linda en Rovira; Las Guacamayas, en jurisdicción de Prado; Ranita Dorada en Falan y Reserva Alvarado de Natagaima.

En el nutrido inventario de activos ambientales, se incluye el Distrito de Conservación de Suelos de los Cerros del Norte de Ibagué, con 9 mil 130 hectáreas.

“Nosotros tenemos el 50 % de los páramos de Colombia, que ya es un tema de suprema importancia. Tenemos la mayor cantidad de individuos de palma de cera en el país, albergamos unas especies de flora y fauna que están en amenaza y otras que están en vía de extinción”, indicó Olga Lucía Alfonso, directora de Cortolima.

Agregó, que uno de los pulmones más grandes del país es el Bosque de Galilea del cual ya se tiene el Plan de Manejo Ambiental, por lo que el paso siguiente es su implementación por parte de diferentes actores en el territorio.

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Un territorio que inspiró al sabio Mutis

 

El Ministerio de Agricultura en 1960, a través de la resolución Ejecutiva 1240, declaró como Reserva Forestal Protectora Nacional las quebradas El Peñón y San Juan, más conocido como el Bosque de Mariquita. Esta zona que cuenta con aproximadamente 637 hectáreas, guarda un gran legado ambiental e histórico, pues su belleza y diversidad vegetal cautivó al sabio José Celestino Mutis.

En la edición del 20 de noviembre de 2013 desde esta redacción se llamó la atención por las diferentes amenazas que rodeaban a un escenario protagonista de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. En el artículo ‘Bosque de Mariquita en peligro de desaparecer’ expuso que entre los riesgos estaba la invasión y construcciones de vivienda, rocería, quemas, contaminación, pérdida de biodiversidad, caza, “en conclusión, pérdida del equilibrio ecológico del área de Reserva”.

Desde la CAR se recordó que actualmente hay un fallo del Tribunal Administrativo del Tolima para su recuperación y aunque involucra diferentes autoridades, la mayor responsabilidad recae en el Ministerio de Ambiente y en la Administración municipal.

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Un humedal que no debe quedar en ‘Silencio’

 

La vistosidad del humedal El Silencio en Mariquita está en recuperación gracias a la alerta que emitió la ciudadanía en marzo de 2021, época en la que la laguna estaba cubierta en un alto porcentaje de una especie de berro que intentaba asfixiarla.

Julio César Robayo, encargado del predio donde se ubica este activo ambiental de los tolimenses, explicó que el espejo natural de agua es de nueve hectáreas en total y que además existen tres pequeñas lagunas cercanas que junto a El Silencio terminan conformando un complejo de humedales.

Estas últimas “están completamente colmatadas, no cabe una lancha, porque no deja el berro, es un trabajo fuerte, pero se puede lograr”, por ello, Robayo hizo un llamado a Cortolima para que siga adelantando las respectivas labores de preservación y así evitar que este lugar, ubicado al norte del departamento, desaparezca.

A comienzos de noviembre la autoridad ambiental entregó a la comunidad el resultado de un trabajo articulado junto a la Alcaldía de Mariquita y diferentes instituciones, a través de este se logró la limpieza de aproximadamente siete hectáreas del espejo de agua, las tres restantes se harían manualmente.

Las comunidades esperan que se logre una recuperación total, porque de lo contrario sigue el latente riesgo de que la especie invasora conocida como ‘buchón de agua’, se vuelva apropiar de El Silencio.

A la par se debe continuar adelantando trabajo de conciencia ambiental con los visitantes, tanto locales como foráneos, para que ayuden a evitar que el ganado pase por el humedal.

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Tesoro entre cordilleras

 

En diciembre de 2013 el Ministerio de Ambiente por medio de la resolución 1922 adoptó la Zonificación y Ordenamiento de la Reserva Forestal Central establecida en la Ley 2ª de 1959.

Según información de Cortolima, a través de dicho documento se estableció la zona tipo A, que es la que “garantiza el mantenimiento de los procesos ecológicos básicos necesarios para asegurar la oferta de servicios ecosistémicos, relacionados principalmente con la regulación hídrica y climática; la asimilación de contaminantes del aire y del agua; la formación y protección del suelo; la protección de paisajes singulares y de patrimonio cultural; y el soporte a la diversidad biológica”, se precisa en datos publicados en su página web.

La zona anteriormente descrita se ubica en el norte, centro y sur de la cordillera Central y coincide con áreas de páramo y se distribuye entre Anzoátegui, Cajamarca, Casabianca, Chaparral, Herveo, Ibagué, Murillo, Rioblanco, Roncesvalles, Rovira, Santa Isabel y Villahermosa. Se estaría hablando del 81,79 % del área de la Reserva Forestal Central que cruza por el Tolima.

La zona B se caracteriza por sus  coberturas favorables para un manejo sostenible del recurso forestal “mediante un enfoque de ordenación forestal integral y gestión integral de la biodiversidad y servicios ecosistémicos”.

Esta cruza por Anzoátegui, Cajamarca, Casabianca, Chaparral, Herveo, Ibagué, Murillo, Rioblanco, Roncesvalles y Santa Isabel, aquí se estaría hablando del 18.21 % del área de la Reserva Forestal Central que tiene la región.

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Riqueza hídrica de sur a norte

 

En el campo hídrico, los ríos Saldaña y Magdalena están entre los más representativos, pues su presencia en diferentes municipios generó una dinámica social y económica importante. La riqueza en agua se ve igualmente en las cuencas Totare que cruza por Alvarado, Anzoátegui, Ibagué, Piedras, Santa Isabel y Venadillo.

La cuenca del río Amoyá en Chaparral, específicamente, en corregimientos como Amoyá, El Limón, La Marina y Las Hermosas. El río Anamichú que nace en el páramo de Las Hermosas y desemboca en el río Saldaña. Otro de gran importancia es el río Coello que nace en territorio del Parque Natural Los Nevados.

Otro afluente representativo es el río Mendarco que a su vez divide a la llamada ‘Capital del sur’ de Rioblanco.

Por el norte está el río Lagunilla que baña municipios como Ambalema, Armero–Guayabal, Casabianca, Lérida, Líbano, Murillo y Villahermosa. Igualmente, Río Recio que nace a un costado del Volcán Nevado del Ruiz.

Mientras que en la región suroriente está la cuenca mayor del río Prado que posee humedales, entre ellos el embalse de Hidroprado que es conocido como un humedal superficial. Otros lugares en jurisdicción de la cuenca son las Cuevas del Edén.

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DATOS

 

  • En 2016 se tenía que el PNR We’pe-Wala albergaba 12 aves, seis mamíferos y seis anfibios que se enfrentan a un alto riesgo de extinción en estado silvestre, según la Lista Roja de la de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

 

  • En este 2022 el Consejo Directivo de Cortolima declaró 496,77 hectáreas que se ubican entre área rural de Ibagué y zona de influencia del volcán Cerro Machín como ‘Reserva Forestal Protectora Regional Machín’. 

 

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