Minería de subsistencia, oficio de tradición que aporta a la economía

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Los afluentes además de dar vida, traen en sus aguas una alternativa para miles de familias barequeras. Desde los pequeños mineros se aclara que no usan químicos y que entre sus principales herramientas están sus manos y las ganas de salir adelante.
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Un sector de la economía que suele pasar desapercibido, pero que tiene una presencia significativa en la región es la minería de subsistencia o pequeña minería. Según cifras entregadas por la Secretaría de Desarrollo Económico del Tolima, existen entre 20 mil y 25 mil personas que se dedican a esta actividad.

Los llamados barequeros de oro, suelen encontrarse en la ribera de los ríos a donde llegan diariamente portando una batea, una barra, un pico y un balde, con la fe puesta en conseguir en medio de la arena, algunos gramos de oro que les permita llevar a casa el sustento diario.

El trabajo lo hacen con elementos que generalmente ellos mismos fabrican como la batea de palo, por lo que algunos aclaran que no utilizan ningún tipo de químico o herramienta mecanizada, solo llegan con las ganas de salir adelante y trabajar.

Luis Alberto Cárdenas Ortiz, director de Recursos Naturales No Renovables adscrito a la Secretaría de Desarrollo Económico, indicó que la minería ha sido estigmatizada y aunque en algunos casos es justificado por su alto impacto al medio ambiente, existen otros en las que el trabajo se adelanta con prácticas amigables.

Precisó que teniendo en cuenta las competencias, la Gobernación del Tolima puede intervenir en procesos de fortalecimiento en la minería de subsistencia y la pequeña minería, igualmente, enfatizó en que se ayuda a promover la formalización que trae varios beneficios, entre ellos, que la autoridad policial los deja trabajar sin problemas.

Asimismo, se brinda capacitación, asesoría, asistencia técnica y ayudas puntuales como implementos, al igual que, herramientas para desarrollar la actividad.

“La minería de subsistencia principalmente en el Tolima está enfocada en los barequeros de oro, ubicados principalmente en el sur, especialmente, en Chaparral, Ataco, Coyaima, Ortega, Rioblanco, Saldaña, Rovira, Valle de San Juan, entre otros”, precisó el funcionario.

Cárdenas Ortiz agregó, que en el corregimiento de Coello Cocora y en el Cañón del Combeima, también se inició a trabajar con un grupo significativo conformado por paleros, que son aquellas personas que se dedican a la extracción de arena.

Por el norte del departamento, también se ve esta actividad a pequeña escala en diferentes poblaciones, entre ellas Lérida, Venadillo, Mariquita, Falan, Fresno, Armero–Guayabal.

Igualmente, explicó que existe una plataforma en la que los mineros de subsistencia deben registrarse anualmente, aclaró que dado a la dinámica propia de este trabajo en ocasiones se torna complejo obtener una cifra renovada, “pero ese registro fluctúa entre los 20 y 25 mil mineros anuales que se registran y actualizan sus datos en la plataforma, estamos hablando de más de 10 mil familias que en este momento, en el departamento, viven directamente de la minería de subsistencia”.

Dicha cifra hace que el sector sea visto como importante, pues le aporta significativamente a la economía de la región, asimismo, con el paso del tiempo se han creado asociaciones, lo que permite que se aporte regalías a los municipios, “no son grandes sumas de dinero, pero  dejan un aporte importante a las finanzas públicas”, añadió.

Con el paso del tiempo, se ha evidenciado que la actividad es ejercida por más personas, ya que se convirtió en el soporte económico de familias desplazadas por la violencia, grupos vulnerables y minoritarios, ciudadanos afectados por algún desastre natural, sin olvidar que dicho oficio también se hereda, por lo que es habitual encontrar varios miembros de un mismo núcleo familiar ejerciendo la barequería.

“Es allí en donde está la importancia del sector minero artesanal de subsistencia, porque está supliendo la necesidad de generar ingresos a grupos poblacionales que no tienen acceso al mercado laboral formal; se ha convertido en una alternativa”.

Actualmente, la Gobernación está trabajando con 12 asociaciones de mineros artesanales, con el fin de entregar apoyo a través de diferentes estrategias, para  dignificar la actividad minera de subsistencia en la región.

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Proceso de formalización

 

Años atrás los mineros artesanales temían a la formalización, pero con el paso de los años la percepción ha cambiado, muestra de ello es que existen varias asociaciones en el departamento entre las que se destaca la Asociación de Mineros Artesanales del Tolima que tiene más de 10 mil afiliados, su sede principal se ubica en Chaparral y una subsede en el corregimiento El Limón.

En información divulgada por la misma asociación se señala que cuentan con oficinas en Coyaima, Ataco, Rovira, Ortega, Mariquita, Lérida, Venadillo, Falan y Armero–Guayabal.

El Director de Recursos Naturales No Renovables señaló que también se les ayuda en el proceso de comercialización con empresas reconocidas que pagan un precio justo por gramo (gr) de oro, por estos días el valor oscila entre los $160 y $180 mil gr, “mientras que en el mercado negro o informal, lo que llamamos comúnmente ‘el del carriel’ que llega a los sitios de explotación con la plata en la mano le está pagando el gramo de oro a $130 mil o $140 mil”.

En cuanto a la protección de los recursos naturales, se brinda de la mano del Sena diferentes cursos de capacitación, igualmente, los pequeños mineros tienen claro que no pueden usar cianuro para adelantar la actividad, asimismo, tienen presente que cuando cavan a la orilla del río, deben volver a cubrir el hueco con el fin de que no se genere socavación en los afluentes.  

Protección para su labor

 

En Colombia los mineros de subsistencia tienen prelación, sobre este tema el funcionario explicó que en las áreas donde se encuentren formalmente, son declaradas de reserva especial por parte de la ANM, “cuando un empresario va a solicitar un título minero, lo primero que hace la Agencia es revisar la plataforma ANA Minería, se estudia el polígono donde se solicita el título minero y si ahí están los mineros de subsistencia trabajando, no se lo pueden adjudicar”.

Cuando no hay formalización, se corre el riesgo de perder la zona de trabajo.

Suministrada / El Nuevo Día

Los que vigilan

 

Cuando se habla de pequeña minería la persona debe contar con un título minero autorizado por la Agencia Nacional de Minería, ANM, y permisos ambientales de una Corporación Autónoma Regional, pero si se habla de mediana y gran minería, la autorización depende de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Anla. En cuanto a la autoridad administrativa, la ejercen las alcaldías, “la Gobernación en este caso no ejerce ningún tipo de autoridad, por eso nuestra labor se limita a actividades de fomento y fortalecimiento del sector”.

Ilegalidad 

 

El Tolima no es ajeno a la minería ilegal que suele ligarse a la criminalidad. Hace un tiempo se identificó algunos focos en el sur, específicamente en Ataco, donde el Ejército nacional ha hecho operativos, asimismo, se han adelantado mesas técnicas con la Secretaría del Interior del Departamento, Ejército, Policía, ANM y Cortolima para combatirla.

DATO

 

Desde el Gobierno departamental se recordó que la formalización laboral le otorga a los pequeños mineros el aval para que las autoridades competentes no interfieran en sus labores, ya que adquieren el estatus de mineros legales.

 

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Credito
El Nuevo Día

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