Famosos espantos y brujas en la historia de Ibagué

ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
En los campos, en las poblaciones y ciudades han existido las narraciones de espantos y brujas legadas por la tradición oral y los documentos históricos. Dicen que los fantasmas de algunos seres humanos vagan en este mundo por haber cometido injusticias o por llevar una vida desordenada.

La inspiración del ser humano se nutre de estos relatos, enriqueciendo el acervo literario de los pueblos. Ibagué y sus alrededores no son ajenos a estas interesantes descripciones, algunas de ellas, son poco conocidas en nuestra urbe musical.

El Fraile sin Cabeza

La leyenda del padre o cura sin cabeza está vinculada a la ciudad de Ibagué; habitantes del barrio Belén lo han visto en el parque Centenario. 

En la época colonial fue el refugio de un fraile dominico y una monja que vinieron a nuestra ciudad, pues en la actual construcción del Banco de la República existió un convento de los dominicos; ellos abandonaron sus hábitos religiosos para rendir culto al amor y la pasión. 

Más tarde hallaron los esqueletos de la religiosa y el monje colocados en la cueva donde permanecían; sus espíritus deambulan por aquel sector de la ciudad.

Refiriéndonos al mismo personaje del padre o cura sin cabeza, en la localidad de Buenos Aires estacionaba la máquina de vapor que proseguía su viaje a Ibagué por la antigua carrilera. 

Allí también aparecía el cura sin cabeza en unas colinas cercanas. Según el relato de los antepasados, vivió en ese lugar un religioso ermitaño dedicado a la contemplación de la naturaleza.

El relato de Pedro de Hungría

De la lejana ciudad de Tunja vino huyendo un sacristán sin escrúpulos llamado Pedro de Hungría. En compañía de un encomendero había asesinado al músico Jorge Voto, amante de la mujer Inés de Hinojosa. 

Hungría se refugió en los llanos de Ibagué, donde encontró alojamiento y ayuda en la familia de un finquero, le dieron un caballo para proseguir el viaje. 

Nunca lo volvieron a ver; en las noches oscuras y tempestuosas los habitantes de la época colonial veían un fantasma vestido de sacristán, montado en un brioso corcel que recorría la meseta ibaguereña.

Mujer hermosa que era un Espanto con Rostro de Calavera

Por las calles del barrio La Pola andaba en el siglo pasado una hermosa y elegante mujer que no dejaba ver su rostro. Los hombres noctámbulos y galantes la seguían diciéndole palabras para seducirla. 

Ella bajaba muy rápido las escaleras del parque Centenario y se perdía en aquel lugar que estaba adornado por unos estanques de loto. 

Uno de ellos la llamó, la cara del hombre reflejó una actitud de terror y sorpresa infinita. La mujer dejó ver por primera vez su rostro que tenía la forma de una calavera.

Tradición de la brujería. Historia de una creencia popular

En el sector del barrio El Salado de Ibagué se reunían en épocas pasadas las brujas. Hacían reuniones que se llamaban aquelarres, y provenían de diferentes lugares como Ambalema, Gramalotal, Guataquí, La Vega de los Padres, Coello y Girardot.

Trataban de sus relaciones con el diablo, instruían a los jóvenes que estaban aprendiendo el arte de la brujería. Algunas de ellas fueron descubiertas desnudas, cuando les regaban mostaza y mediante variados procedimientos les quitaban el hechizo que las convertía en grandes pajarracos.

Historia de un Mohán muy particular 

Donde está la Fábrica de Licores del Tolima, en el barrio Las Ferias, había una piedra muy grande, se sentaba en ese lugar un hombre barbado que fumaba tabaco. 

Nadie supo quién era ese personaje; tal vez era un Mohán que salía del río Combeima a descansar y a enamorar alguna joven ibaguereña.

Duendes

Los duendes traviesos hacen perder los objetos en la casa; pero algunos son buenos. 

Cerca de Ibagué existía la hacienda Santa Lucía que tuvo su origen en la colonia, allí se hizo famoso un duende que protegía a la hija del dueño y le daba gusto en todas las cosas que ella quería; le consiguió un buen marido que la hizo feliz durante su vida. 

Como Ibagué ha sido la Ciudad Musical, varios ibaguereños dicen que algunos duendes habitaban en los instrumentos musicales donde los encontraban.

Conclusiones de estas anécdotas

Muchas personas creen que los espantos no existen que son fruto de la imaginación y de los sueños, lo dejamos al criterio de nuestros lectores, cuando conmemoramos un nuevo aniversario de la fundación de Ibagué en sus 463 años de vida.

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