Esta es un idea que surgió hace cuatro años del presidente de la junta de acción comunal Orlando Guzmán, al ver las discusiones que se presentaban entre vecinos porque no recogían el excremento de las mascotas.

“El objetivo es que las personas traigan a sus perritos para que se recreen, así mismo, pueden hacer sus necesidades ahí, ya que tenemos un lugar para depositar el excremento de la mascota”.

La iniciativa que fue apoyada por la Secretaría de Desarrollo Rural y el Grupo de Preservación del Ambiente, se desarrolló a lo largo de cuatro meses, en este tiempo, tanto representantes de la Secretaría, Policía de Carabineros y la comunidad beneficiaria se dedicaron a buscar orientación en diseño, los materiales y los accesorios para adecuar el gimnasio.

En el Centro de Esparcimiento, el canino puede interactuar con tres obstáculos que son unos aros, una rampa y un túnel, además, cuenta con una compostera en la que se depositan las heces fecales, material que se convierte en abono orgánico para el jardín que adorna el lugar. “Tratamos de ser ciento por ciento ambientales, por ello el cerramiento es en guadua. En este trabajo tuvimos el apoyo de Carabineros con la mano de obra y la orientación que brindarán a la comunidad para el entrenamiento de los perros”, explica Gina Johana Rodríguez, ingeniera ambiental de la secretaría de Desarrollo Rural.

A esta iniciativa también se unió el Colegio Fe y Alegría, con el trabajo social que harán los estudiantes de noveno grado, ellos serán los encargados del Centro en las tardes y ofrecerán orientación a los visitantes, en temas de educación y cultura ambiental. Para ello, previamente, tendrán la capacitación de la Policía de Carabineros.

La idea es que este sea un modelo de réplica, por ello, ya se planea hacer uno en el barrio Chicó de la comuna 7, plan que será apadrinado por el secretario de Planeación municipal, Juan Manuel Triana. Otras entidades que apoyaron el Centro fueron Infibagué, la Cámara de Comercio e Interaseo.