Desde tempranas horas, centenares de sobrevivientes y visitantes llegaron a las ruinas de Armero para recordar un año más de aquella avalancha que dividió familias y dejó a miles de sobrevivientes sin un hogar.
La mañana estuvo amenizada por ritmos folclóricos a cargo de la sinfónica Casa de Arte; luego, el obispo de Honda - Líbano, José Luis Henao, ofició la eucaristía en que recordó que 32 años después Armero es un lugar que vive, razón por la cual se debe conservar la esperanza.
A la par, un grupo de estudiantes del colegio Jiménez de Quesada, de Armero - Guayabal, recorrió varios sectores como forma de recordar a los menores perdidos en esta tragedia.
Hacia el mediodía, la Fuerza Aérea Colombiana arrojó pétalos de rosas sobre el camposanto.
Comentarios