PUBLICIDAD
Tal evento originó la creación del “Grupo de Reflexión Iguaima”, cuyo acervo intelectual se compendia en el libro “Iguaima el Futuro Posible”. De tanto ahínco para repensar al Tolima y entre tantas realizaciones, recordemos además la “Revista Signos y Hechos”, la separata “redescubriendo el Tolima” y el documental para televisión sobre mitos y leyendas de nuestros ancestros.
Concluyo este trozo de la historia que me sugirieron escribir diciendo que, como paradoja o irónico contraste con la enorme petulancia que hoy estilan tantos ilegítimos dirigentes y que es inversamente proporcional a su inopia mental, en aquella época, cientos de funcionarios, líderes, dirigentes y cooperantes, tenían plena conciencia de que el día a día operacional del modelo Cooperamos no era simple pragmatismo financiero, pues partían de la premisa de que una cooperativa es un medio y no un fin y, por tanto, que el fin superior de Cooperamos era reconstruir del Tolima. El talento que se logró concitar aún pervive, pero se dispersó por el Tolima, el país y el extranjero, perdiéndose así líderes y liderazgos idóneos que tendrían que resurgir y multiplicarse en ingeniosas estructuras del orden social, económico y político, para que el Tolima no continúe siendo región sin rumbo y por ello sin esperanzas.
La Reserva de la Biosfera en el Cañón del Combeima fue estrategia que algo avanzó gracias a la diáspora tolimense en España que acercándonos a la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, norte de España, facilitó entender qué es una reserva de esa naturaleza. Lamentablemente, para tocar puertas en la Unesco, se requerían investigaciones y formulaciones que obligaban el concurso gubernamental y de entes ambientales que solo mostraron desinterés y por ello su viabilidad exigía un largo proceso de educación y acción política; Aún hoy, en los ámbitos medioambientalistas, el pensamiento realmente cardinal es escaso. Algo similar ocurrió con la estrategia de erigir “el Cañón del Combeima como distrito turístico en área protegida”.
En “Iguaima”, cooperativistas costarricenses mostraron interés en apoyar tal iniciativa; a los líderes del sector se llevaron ideas como: bajar aguas termales a “Iguaima” y su periferia (se buscaba la concesión); dotar de baños públicos a Juntas, Villarrestrepo, Pastales y Llanitos (algunos ferreteros querían ayudar); con material sencillo, tipificar la arquitectura comercial para fundirla con la belleza del Cañón; crear una red de alojamientos rurales; el Sena ofrecía formación en cocina y servicio. Pero el óbice era la índole asistencial aupada por politiqueros caza votos, pues las ideas para cambiar la realidad se diluían ante “los pollitos que aquellos solían regalar” y ello, igual, exigía un largo proceso de educación y acción política. continua…
Comentarios