¿Para cuándo las marchas contra las mamoplastias y liposucciones de las quinceañeras del país?

Columnista Invitado

Los procedimientos de afirmación de género en menores de edad en Colombia hacen parte de un proceso largo y cuidadoso entre las familias y un conjunto coordinado e interdisciplinario de profesionales de salud que orientan y autorizan (o no) todas las intervenciones.
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El 20 de septiembre salió una circular de la Superintendencia de Salud que busca garantizar el acceso a la salud de las personas trans, incluyendo menores de edad. Esto es un paso importante para el país, y hay que aclarar 2 cosas:

Primero. Los procedimientos de afirmación de género en menores de edad en Colombia hacen parte de un proceso largo y cuidadoso entre las familias y un conjunto coordinado e interdisciplinario de profesionales de salud que orientan y autorizan (o no) todas las intervenciones.

A diferencia de estos rigurosos lineamientos, miles de menores de edad cis (no trans) se hacen diariamente procedimientos quirúrgicos y estéticos, muchos de ellos irreversibles y riesgosos, con muy poca asesoría y sin que nadie se indigne.

Si lo que preocupa es que los adolescentes no estén en capacidad de tomar decisiones sobre su cuerpo, ¿por qué no se organizan marchas contra las mamoplastias que miles de quinceañeras colombianas reciben como regalo de cumpleaños? ¿por qué no intentan prohibir las cirugías de nariz, o liposucciones y depilaciones con láser que los y las adolescentes del país se hacen a diario?

¿Por qué estos procedimientos no son considerados “un peligro”, aun cuando dichas intervenciones tienen mucho menos acompañamiento y a menudo se realizan en lugares que ponen en riesgo su salud y sus vidas?

Lo anterior muestra que no se trata de la edad, sino de la identidad de género de los menores.

Es decir que lo que convoca multitudes a las calles no es la preocupación de que menores de edad tomen decisiones para las cuales pueden o no estar listos, sino que estos jóvenes sean trans.

No se dejen confundir por discursos que manipulan nuestro deseo común de proteger a los niños para ganar réditos políticos y, lo que es más grave, despojar de uno de los derechos más básicos a jóvenes que pertenecen a uno de los grupos más vulnerados del país.

Luchemos por la salud de todos los niños, niñas y adolescentes de Colombia, no solo por la de aquellos que no son trans.

 

Juliana Martínez

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