"¡Usted me gusta!"

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Agradar, parecer bien algo a alguien, sentir afición, afectar, ser afectado, degustar, sentir sabor en el paladar, son equivalentes del vocablo "gustar".
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La palabra "gustar" que tanto empleamos, a veces de manera generalizada, informal o, cotidiana, y que en principio parece algo nimio, en realidad guarda una expresión bastante potente: es una forma de manifestar nuestro deseo hacia alguien. Eso pensamos dentro de la sexología cuando intentamos explicar el deseo erótico en términos más inteligibles (entendibles). Y es que hablar de gustar, se dirige hacia una persona concreta que nos importa, por eso resulta potentísima. La palabra "gustar" implica, enlaza, anuda, involucra, compromete de gran forma a los sujetos. Eros es un "gustar".

 

¡Usted me gusta, me apetece!

"A mi me gusta usted, no me gusta para salir, ni para presumir. Usted me gusta. Me gusta como para tomar café una noche lluviosa y platicar, me gusta como para contarle historias acerca de las estrellas mientras las miramos.
Me gusta usted, me gusta mucho. Me gusta bien. Me gusta a la antigua. Es decir, de verdad"...

Este texto de Mario Benedetti nos da muestra de ese "gustar", como ese deseo que es el anhelo del Otro. El anhelo de un Otro concreto o relevante. un Otro que nos invita a pensar que nos importa, que lo que dice o hace, o lo que hacemos juntos cobra significado en nuestra vida; un Otro que nos gusta y que pasa a tener en nuestro existir un lugar especial. En las líneas de Benedetti, "no me gusta para presumir", "me gusta bien", "me gusta... de verdad"... Se puede apreciar que el deseo erótico, el gustar, no es algo que se enciende, se apaga y se deja una vez "satisfecho" sino que conlleva una ética: un compromiso, un cuidado hacia el otro. Es un continuo en la relación, en el vínculo, en la diada, en la pareja.


“¡Me gusta bien!”

Dice Efigenio Amezúa: «Lo que nos gusta es Eros, el Deseo, no la excitación rápida y a toda prisa, no el consumo». Eros, es el anhelo de hacer y contemplar cosas bellas. El anhelo de hacer bien al otro. Parafraseando a Bruno: Gustar puede incluir las excitaciones, lo fisiológico, los placeres, pero también el que apetezca ir al cine, contarse un chiste, sonreír... Eso finalmente es nuestro deseo erótico. «cuando deseamos, cuando el otro nos gusta, somos solidarios. Cuando deseamos queremos que al otro le vaya bien, queremos su bien y, queremos ser participes de su bien y que el otro sea participe del nuestro». «Prometo intentar hacerte bien, prometo no dañarte en la medida de lo posible, porque me importas». Este es el compromiso, la ética del gustar, del desear.

La voz del gustar es compromiso, involucra, es una promesa... Cuando digo "usted me gusta", el otro lo siente como un llamado de atención. Activar la atención es mostrarse solicito, protector, es querer cuidar: estar lo mejor posible con el otro deseado.

Credito
Norma Bejarano.

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