En el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Ibagué permanecía ayer en la mañana el cuerpo sin vida de Carlos Fernando Calderón Ospina.

El joven, de 25 años de edad, al parecer, falleció en extrañas circunstancias cuando era sometido a un riguroso tratamiento médico para controlar su ansiedad en el Pabellón de Psiquiatría del hospital Federico Lleras Acosta.

De acuerdo con los familiares, el muchacho padecía de trastorno afectivo bipolar, una patología que le causaba cambios abruptos en los estados de ánimo por lo que fue llevado el pasado 5 de noviembre al médico.

“Tuvimos que llevarlo al Hospital porque tenía una semana que no comía, sólo fumaba y tomaba agua. Estaba muy débil por su estado y porque en (la caja) Caprecom le dejaron de suministrar los medicamentos para su regular su enfermedad”, dijo Eduviges Ospina Pardo, madre del fallecido.

Sin embargo, la progenitora denunció que su hijo habría sido víctima de negligencia médica en dicho centro asistencial, al parecer, luego de ser sometido a continuas descargas eléctricas en su cerebro.

“Primero le hicieron unos tac y me dijeron que tenía que firmar unos documentos para que le hicieran un tratamiento donde primero lo sedaban y luego le practicaban los choques eléctricos para que controlara su agresividad”, indicó la madre.

No obstante, la mujer denunció: “Nosostros pedimos que le hicieran necropsia porque creemos que se pasaron y me lo pasaron”.

¿Qué dice el hospital?

EL NUEVO DÍA consultó a la subgerente científica del hospital Federico Lleras Acosta, Claudia Echeverry, quien señaló que fue el mismo centro hospitalario el que requirió la asistencia del médico legal, para establecer lo que ocurrió, debido a que no existe una respuesta médico-científica sobre las causas de la muerte del paciente.

“El equipo tratante cumplió con todos los protocolos de seguridad y no encuentra relación alguna de la muerte con el tratamiento. Este joven recibió cuatro terapias electroconvulsivas”, señaló la Subdirectora.